2 de noviembre de 2006

IMPÍO



Acaba de cumplirse el 50 aniversario de la muerte de Pío Baroja. Todo han sido elogios, ditirambos y gratas evocaciones. Pero no está de más recordar la persecución que padeció en su tiempo desde distintos frentes. El más fiero, la clericalla encabezada por este fenómeno jesuita, el P. Pablo Ladrón de Guevara, quien acuñó la famosa tríada de epítetos que acompañarían de por vida al novelista: impío, clerófobo, deshonesto. En la imagen, el apartado que le dedica en su abracadabrante Novelistas malos y buenos (tomado de la 2ª ed. aumentada, Bilbao, El Mensajero del Corazón de Jesús, 1910).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Joer, cómo se las gastaba este ladrón!

La "P.", ¿qué insulto esconde?

manuel allue dijo...

El Padre Ladrón de Guevara (¿qué guevaras robaría?) y tú me habeis fastidiado de verdad: ahora no tendré más remedio que citaros al hablar de Impío Baroja.

Un saludo.

Anónimo dijo...

No sólo el cura Ladrón ponía su lamentable prosa en contra de Baroja. Había otros