25 de noviembre de 2006

"UN POCO"

Gramaticalmente, «poco» es un adjetivo («poca cosa», «pocas personas») y también un adverbio («ha tardado poco») que en ocasiones se sustantiva anteponiéndole el determinante «un» y seguido de la preposición «de» («préstame un poco de atención», «probaron un poco de comida»). Pero en este último uso el sintagma «un poco» ha perdido en parte su valor y se ha deslizado al terreno de la muletilla verbal, de forma que ya es muy frecuente oírlo como fórmula autónoma que se encaja en cualquier lugar de la frase, sin función gramatical alguna y sin significado preciso. «Debemos considerar un poco que los ciudadanos también tienden un poco a exigir a los gobernantes un poco demasiado», señalaba días atrás un político. «Yo creo un poco que podríamos hacer las cosas un poco de otra manera», proponía un capataz a los obreros a su cargo. No es fácil dar con una explicación para este incremento de pocos que en realidad son nadas. Como todas las expresiones parasitarias («bueno...», «lo que es...», «la verdad es que...», «de alguna manera...»), carece de utilidad y sólo provoca alargamientos de la frase. No obstante, muchos de los «un poco» incrustados en el discurso suelen ser síntoma de falta de convicción en las afirmaciones, de inseguridad en las ideas expuestas, de miedo a molestar al oyente o de meliflua y falsa modestia. Aunque parezca una pequeñez, recuérdese aquello de «un grano no hace granero, pero ayuda al compañero». El compañero es en este caso la mala oratoria. De modo que un poquito de por favor con el lenguaje: ahorrémosle el gasto en palabras inútiles.

(Publicado en 'Juego de Palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 15.11.06)

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