Bien mirado, puede ser un acierto expresivo. La cronista explica que su entrevistada está exhausta pero lo disimula, es decir, que «la procesión va por dentro». Y al mismo tiempo quiere destacar cómo deja de lado la fatiga para mostrar su despacho y hablar de las cosas del cargo, de esa «profesión» que lleva en la sangre. ¿Por qué, pues, no tomarse la licencia de transformar la frase proverbial para darle más sentido? También el idioma sabe hacer virtud de la necesidad.
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