«Chuleta» es un viejo término del argot estudiantil que se mantiene hoy día en toda su plenitud. Pero el lenguaje burocrático de las universidades ya lo asedia y propone otras formas de denominar ese minúsculo trozo de papel que tantas vidas académicas ha salvado, que tantos aprobados ha procurado, que tanta picaresca estudiantil ha sostenido. Aunque la tecnología suministra nuevos artilugios y procedimientos para copiar en los exámenes, la chuleta sigue reinando en nuestras aulas. Por eso, cuando los reglamentos de la Universidad de Sevilla hablan de «objeto material involucrado en una incidencia», todos sabemos que se refieren a las entrañables chuletas, sea por la vía del sinónimo, sea por la del hiperónimo.
5 comentarios:
Sea por la vía del eufemismo.
qué placer caer por su blog de vez en cuando y disfrutar de ese castellano preciso y pulcro surcado festina lente.
gracias.
"Objeto material involucrado en una incidencia". Podría ser el fragmento metálico que se incrustó en un motor del Concorde aquel que se estrelló al despegar. ¿Por qué no llamamos a las cosas por su nombre más sencillo y nos empeñamos en hacerlo todo difícil?
Tanta pulcritud en la expresión me produce alergia.
Yo no lo llamaría pulcritud, sino estupidez.
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