26 de octubre de 2006

TÁPER


Pese a no haber sido acogido aún por los diccionarios, el vocablo «táper» ha hecho méritos sobrados para formar parte del léxico común castellano. Como es sabido, el táper designa un tipo de recipientes de plástico para transportar o conservar comidas. Son la versión moderna de las antiguas «fiambreras» o de las «tarteras», voces a las que «táper» ha ido desplazando poco a poco hasta hacerlas casi obsoletas. La palabra proviene del inglés «tupper» que a su vez es una reducción del nombre de marca «Tupperware» con que fue comercializado el objeto en Estados Unidos a mediados del siglo XX. Pero la marca «Tupperware» es un epónimo que nació a su vez del apellido de su inventor, Earl Silas Tupper, con lo que puede decirse que al ser abreviada hizo justicia genealógica aunque hoy nadie se acuerde de míster Tupper. En su lugar, muchos hispanohablantes asocian el término con la voz «tapa», por ser la tapa hermética una de las características distintivas del objeto. Sin embargo en el español escrito se sigue prefiriendo la grafía inglesa «tupper» (incluso semicastellanizada con tilde y un sola p: «túper»). Pero la expansión del término ha ido aún más lejos. Para dar a conocer sus productos, Earl Tupper recurrió a la fórmula de las reuniones domésticas en las que una de sus empleadas los presentaba a un grupo de amas de casa. Fue así como «tupper» se aplicó también a esta clase de encuentros, aunque variase el género: cosméticos, dulces, aparatos diversos. Y aún perdura; lo más reciente son los «tupersex» con muestras de artilugios eróticos. Lo dicho: «táper» debiera ingresar en los diccionarios.

(Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 18.10.06)

3 comentarios:

momodice dijo...

No sé si estoy de acuerdo contigo. A mí lo que me gustaba del diccionario de la RAE es que las palabras tenían que ser de gran solera para hacerse con un apartamento en él. En la última edición dejaron entrar mucho préstamo, muchas palabras que acaso el tiempo nos diga que han sido efímeras. Ahora, la palabra táper (que yo también uso aunque no escriba) sí merecería tener un hueco en un diccionario de uso. Vamos, digo yo.

Anónimo dijo...

Yo, en cambio, estoy con el blogmaster. El tiempo y mi suegra ya han dictado sentencia. ¡Táper al diccionario! ¡Domingueros del mundo, uníos!

Anónimo dijo...

Nada, nada, ni táper, ni túper, ni tuperguare (así, tal cual), ni ostias. La fiambrera de toda la vida. Y a cascarla, que para qué queremos tanto anglicismo si en nuestra lengua hay vocablos que se adaptan perfectamente al significado en cuestión.