22 de octubre de 2006

Ristra de carteles (I)

Antiguamente se guardaba cierto respeto al lenguaje escrito. Aunque la mayoría de la gente hablase manga por hombro, sin cuidar gran cosa sus expresiones orales, tenía muy presente el adagio de «verba volant, scripta manent». O sea, que las palabras pronunciadas se esfuman rápidamente pero lo grabado negro sobre blanco permanece durante largo tiempo y nos puede señalar con su dedo acusador. Ahora da la impresión de que esa conciencia se ha perdido. De que cualquiera escribe cualquier cosa sin prestar demasiada atención a lo que se pone ni a cómo lo hace. Los carteles, avisos y rótulos que encontramos cada día en la calle lo confirman. He aquí una pequeña muestra de escritos públicos cosechados estos días, parte de los cuales me la han facilitado atentos oteadores de la calle y de la red.



Está el rótulo metálico oficial que señala una plaza de Tenerife con la pintoresca denominación de «Corpus Christy», con esa grafía final que parece más propia de un hipocorístico pijo o una boutique de ropa de los años 60. O de un puticlú. Cicerón se habría llevado las manos a la cabeza al ver una expresión latina escrita con y griega.





O el establecimiento hostelero que educadamente informa de la ubicación de su entrada, dejando dos marcas sospechosas: el «gacias» (sic) de la cortesía final y la mosca posada sobre el cartel. Aparte de que no habría que fiarse de un restaurante que se come las letras, tampoco es muy estimulante pensar que esa mosca pueda acabar en tu plato de sopa.





Otro local, éste de la asociación DYA en Bilbao, en cuyo escaparate no se escriben incorrecciones pero quizá se peca de lo contrario: de lucimiento poético. Los encargados del letrero luminoso amenizan a los viandantes con el fruto de su dudoso estro: «Con niebla en el ambiente / hay que ser doblemente prudente», reza esta aleluya. Pero hay más. De hecho, una buena propuesta de ocio en días tontos puede ser acercarse a la Alameda de San Mamés e ir leyendo las estrofas cambiantes, todas ellas altamente instructivas. Porque, como se lee en otro de los avisos rimados, «Concienciar / al conductor / es función / de la asociación». Eso se llama deleitar aprovechando.


Las compañías telefónicas están que lo tiran. Es tan fuerte la competencia en el sector que no basta con ofrecer al cliente los clásicos servicios de siempre ni con abaratar las tarifas o el precio de los aparatos. Se necesitan soluciones más imaginativas en la línea de ésta de Ono: un «teléfono inhalámbrico». Para comunicarse por la nariz, se supone. La telefonía por inhalación puede ser el último grito en un mundo de las comunicaciones que no deja de sorprendernos con sus avances un día tras otro.





La fotografía fue sacada en Chile. Conviene aclararlo, porque en América está extendida la acepción de ‘tirar’ para el verbo «botar» (pero con B). De manera que no hay aquí crítica política sino solamente cierta tendencia a la subversión ortográfica.






Donde no existe error gramatical alguno es en esta indicación que ha colocado el ayuntamiento de Gijón por las calles de la ciudad. Tiene el encanto del ingenio verbal, si bien en este caso el acróstico no puede considerarse un prodigio de imaginación ni la palabra resultante agrada demasiado al olfato.







Y ante este otro huelgan comentarios. El concepto más rudimentario de artesanía llevado hasta sus últimas consecuencias.








(Gracias a
A., E. y JM.)




5 comentarios:

alvarhillo dijo...

JMR, me alegro que te haya servido la foto. Ahora el mejor el "inhalambrico"sin duda alguna.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Son buenísimos. He estado intentando elegir uno, pero... imposible.

Ander Izagirre dijo...

Lo mejor: que el comentario lleva en el título un prometedor (I). Esperamos con ansia el II.

Anónimo dijo...

Bueno, no es mi intención dedicar esta bitácora [resistiré sin decir 'blog' hasta que vengan a por mí] a gazapos y erratas. Pero el 'Hispania show' da frutos sin desmayo a ambos lados del Atlantico, así que ya irán saliendo más de estos.

Pero preferiría ocuparme de cosas más espesas. Hay que empezar a mover la sota de bastos contra el 'bullshit' de la política y de la economía, contra las jerigonzas seudotécnicas de la informática y otras yerbas, contra las melonadas del periodismo deportivo y las flatulencias cursis de lo políticamente correcto. Que nadie diga que no lo he avisado.

Ander Izagirre dijo...

¡A por ellos!