Efectivamente, ya no hay nada que hacer. Ya sé que esta es una bitácora de palabras, y no de notas necrológicas. Pero
Hilario Camacho se dedicaba a una de las cosas más valiosas que pueden hacerse con las palabras: ponerles música. Ahora que se ha muerto de repente, oigo de lejos su
Tristeza de amor y sus
Cuatro luceros. Ya no hay nada que hacer, como no sea pulsar
aquí y luego donde parpadea «Ver vídeo» para oír sus palabras que dicen, ahora por desgracia con razón: «
No hay nada que hacer».
2 comentarios:
Aproveché tu noticia
Cada día me siento más sola.
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