El mecanismo de creación léxica es tan viejo como eficaz: se trata de enlazar un verbo transitivo con un complemento directo en plural, y con esa suma formar un nuevo término que designe la cosa mediante la referencia –real o metafórica- a su función («parabrisas», «abrecartas», «cascanueces»), su oficio («limpiabotas», «aparcacoches», «guardaespaldas»), sus efectos («rompecabezas», «quitamanchas», «matasanos»), sus costumbres («saltamontes», «meapilas», «zampabollos») u otros rasgos distintivos («quebrantahuesos», «cantamañanas», «rascacielos»). Tan vigente está el procedimiento que con frecuencia sigue aportando al idioma nuevas palabras compuestas, muchas de ellas perecederas. Igual que murieron vocablos como «mondadientes» o «pinchadiscos», no sabremos qué será de aquí a unos años de los «salvapantallas» del ordenador, ni a dónde irán a parar construcciones humorísticas aún en circulación como «tragaldabas», «sujetavelas», «comecuras» o «tiralevitas», que censuran determinadas actitudes y comportamientos. Pero vendrán otras, como la reciente «pagafantas», una creación de la jerga juvenil que no sólo ha medrado, sino que hasta ha dado título a una película. De sexo masculino, ingenuo, atento, servicial, que mantiene una relación estrecha pero casta con una chica por la que bebe los vientos, a quien colma de regalos y cuidados –entre ellos las invitaciones a refrescos- y a la que no se atreve a confesar una pasión condenada a la falta de correspondencia mientras sus amigos le miran con cierta lástima no exenta de burla: ese es el pagafantas. Una invención léxica de innegable expresividad.
Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 14.3.09.
Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 14.3.09.
«Fanta fue creada en 1942-1943, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Max Keith, quien dirigió las operaciones de Coca-Cola en Alemania durante la guerra, agotó los ingredientes de Coca-Cola, los cuales sólo podían ser suministrados desde los Estados Unidos. Keith produjo un refresco diferente, Fanta, el cual demostró ser un éxito, y cuando Coca-Cola se restableció después de la guerra, adoptó la marca Fanta. El nombre ‘Fanta’ fue sugerido por un comercial de la compañía, Joe Knipp. Su idea vino gracias a un concurso que la empresa propuso entre los empleados alemanes, para dar nombre al producto, en el cual Keith les pedía dejar volar su Fantasie (imaginación en alemán), de ahí el nombre ‘Fanta’». (Palabra de wikipedia)
4 comentarios:
Sólo un detalle... el uso de la palabra "Pagafantas" no es tan reciente. En mi caso, por ejemplo, yo la llevo usando más de 15 años, eso si, con identico significado...
Yo no la hacía tan vieja. A lo sumo le habría claculado un lustro. En cualquier caso, en cuestión de lengua quince años no son nada.
Espero que en esos 15 años no hayas pagado muchas fantas...
Un saludo,
JMR
¿Y pagar fantas es lo contrario que comerse roscos?
Como curiosidad, más que "sujetavelas" he oído "hacer de candelabro". Que en definitiva es lo mismo, eliminando el compuesto y recurriendo a una palabra simple.
No obstante, los compuestos son más divertidos y elocuentes.
El compuesto "pagafantas" no lo había oído antes, hasta que circuló por internet el famoso video del "pagafantas". Claro que, cuando yo "salía", podríamos no ligar, pero no recuerdo a nadie de mi grupo pagando fantas o cubatas a las tías, luego estaba fuera de lugar esa asociación.
Pero parece ser que ese adjetivo no se aplica exclusivamente a quienes se dejan los dineros invitando sin comerse un rosco, sino a quienes directamente no se comen un rosco, aunque no inviten. ¿O me equivoco? No he presenciado aún el término "en acción" fuera de internet.
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