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30 de noviembre de 2010

INJERENCIA *INTERNA



Si injerir es meter una cosa en otra, se supone que la cosa metida viene del exterior, así que difícilmente una injerencia puede ser interna. Pero el espionaje es un asunto muy complicado donde suele decirse que las apariencias engañan. Quién sabe.



Unas horas después:


16 de noviembre de 2010

LEITMOTIV


En los setenta, que eran años de experimentos narrativos, muchas de las novelas que leíamos los estudiantes de filología con fe de carbonero tenían un leitmotiv (entonces también se escribía leitmotif). La palabra era un término de la musicología traído del alemán –a propósito de Wagner- y llevado a la literatura, donde servía para denominar los elementos recurrentes del relato, en especial los que adquirían un valor simbólico. Hablar del leitmotiv de una novela lucía mucho. Un detalle gafapasta, podríamos decir, aunque entonces se prefería hablar de sabiondos, pedantes o redichos. Sin embargo el término ha triunfado, y hoy no es raro encontrarlo en diversos ámbitos, no siempre usado conforme al rigor etimológico. A ese gran escultor y excelente tipo que es Martín Chirino le oír referirse a los leitmotivs en su obra hace ya un cuarto de siglo. Sabía de lo que hablaba. Por eso desagrada ver que ponen en su boca palabras entrecomilladas que él no ha podido pronunciar. Un hombre culto como él nunca diría *leiv-motiv. Y un redactor, por ignorante del alemán que sea, ha de saber que en español las palabras compuestas nunca llevan un guión para separar los dos cuerpos léxicos que contienen.

14 de junio de 2010

REPRIMENDA


Mucha reprimenda parece ésta que ha durado dos años. Los menos originales habríamos preferido poner represalia.

28 de mayo de 2010

O no



No estoy muy seguro de que este sea el titular más indicado para anunciar unas jornadas sobre el buen uso del idioma. Habrá que acercarse hasta San Millán y preguntar a los maestros (o no).


(Qué, edición de La Rioja, 25 mayo 2010)

6 de abril de 2010

Libros *libianos


Impresos en Libia, se supone.

3 de abril de 2010

Un raro llamado González Ruano


Se ve que las nuevas generaciones de periodistas ya no han oído hablar de quien hasta hace poco fue tenido por maestro de articulistas, a este lado y al otro del Océano. Ruano se ha convertido en Roaro, lo que viene a ser casi lo mismo que raro.


(Milenio.com, México, 2.04.2010)

2 de abril de 2010

CERÚLEO


Es cosa sabida la diferencia entre «céreo» (‘del color de la cera’) y «cerúleo» (‘del color azul, propio del mar, de los cielos despejados, de los grandes lagos’, según la lírica definición del DRAE). Pero ¿cómo resistirse a la tentación pedantesca, incluso en una crónica de fútbol? Lo curioso del caso es que hubiera bastado con el primero de los adjetivos, sin lanzarse a las procelosas aguas de la literatura enfática para acabar incurriendo en penalti. Total: que por obra y gracia del cronista, el merengue acabó traspasado al Celta de Vigo, como quien dice.


(El País, 15.03.2010)

INCRÉDULAS


Imprudentes, temerarias, inconscientes, insensatas, descuidadas tal vez, pero ¿incrédulas? Hay quien sostiene que el topónimo Tamaulipas significa 'rezar mucho'. Eso puede explicarlo todo.


(EnLineaDirecta.info, Tamaulipas (México), 31.03.2010)

26 de enero de 2010

La ¿profesión? va por dentro


Bien mirado, puede ser un acierto expresivo. La cronista explica que su entrevistada está exhausta pero lo disimula, es decir, que «la procesión va por dentro». Y al mismo tiempo quiere destacar cómo deja de lado la fatiga para mostrar su despacho y hablar de las cosas del cargo, de esa «profesión» que lleva en la sangre. ¿Por qué, pues, no tomarse la licencia de transformar la frase proverbial para darle más sentido? También el idioma sabe hacer virtud de la necesidad.

24 de enero de 2010

STATU QUO



La posición socioeconómica de una persona, su poder adquisitivo o la mayor o menor fortuna de que disponga suele ser designada con el nombre latino de «estatus», que bien pudiera ser sinónimo de ‘clase social’. El término se emplea preferentemente para los niveles más altos de la escala («disfruta de un estatus privilegiado», «gracias a su trabajo ha subido de estatus»), pero nada impide aplicarlo también a situaciones menos acomodadas. Muy diferente es otro latinajo en apariencia próximo: «statu quo». Es locución de empleo restringido para los asuntos de política internacional, si bien puede extenderse a otras situaciones donde se quiera hablar de equilibrio entre fuerzas, de calma más o menos estable o de situación mantenida sin variaciones a lo largo de cierto tiempo. En estricta observancia del latín sería preferible completarlo con la preposición: «in statu quo», pero empleado como sustantivo admite perfectamente la forma conocida. Lo que resulta incorrecto es agregar esa –s final de «status», tal como se hace a menudo y como hizo un conocido grupo musical británico: «Status Quo». Literalmente significa ‘en el mismo estado’, ‘en el estado actual’, luego debe mantener la terminación en vocal propia del ablativo latino. Y otra aclaración respecto a su fonética: por el mismo respeto al latín, la segunda parte de la fórmula ha de pronunciarse con acento en la o, y no rompiendo el diptongo con el acento en la u. Es cosa sabida de antiguo, pero se ve que hay que repetirla mientras sigamos oyendo hablar de “estátus cúo” (sic) una y otra vez.

20 de enero de 2010

*TRIPLETE de Ronaldinho



Seguramente los cronistas no son conscientes del prodigioso acontecimiento, pero lo que están contándonos en realidad es algo que no suele ocurrir en los campos de fútbol: que Ronaldinho consiguió una secuencia de tres nucleótidos en un ácido nucleico, y en concreto en un ARN mensajero. Porque es eso lo que significa la voz «triplete». Si pretendían referirse a un conjunto de tres cosas (tres goles, por ejemplo), el término apropiado es «tripleta». Quizá parezca raro, pero así es el léxico del español y no hay razón para cambiarlo.

14 de enero de 2010

ERIGIR

La plaza se erige campeona. Premio para la plaza.

(Diario de Noticias, 12.01.2010)

*DESHAUCIO




La palabra desahucio ya es fea por lo que representa, pero hay quien consigue hacerla aún más desagradable cambiándole de lugar esa hiriente hache.

11 de enero de 2010

*DESHECHOS


Puestos a buscar excusas, fíjense en las cajas: un poco deshechas sí que están, ¿no les parece?


Diario de Noticias, 11.01.2010

TIRITAR


Me preguntan si este titular es correcto. ¿Y por qué no iba a serlo? Es cierto que los manuales de estilo y de bien hablar suelen acudir a «tiritar de frío» como ejemplo usual de redundancia, teniendo en cuenta ―dicen― que sólo se puede tiritar por efecto del frío. Pero no es así. El DRAE define tiritar como ‘temblar o estremecerse de frío o por causa de fiebre, de miedo, etc.’ Señala tres motivos distintos de las tiritonas y deja abierta la posibilidad de otros más. Para María Moliner tiritar es ‘temblar de frío o por efecto de la fiebre’. Y Seco propone ‘temblar de frío o de miedo’. Así que el complemento «de frío» añade una precisión semántica tal vez innecesaria en estas circunstancias, pero en modo alguno redundante. ¿O sí?

9 de enero de 2010

DANTESCO


Dantesco. Claro, de Edmundo Dantès.

8 de enero de 2010

Un sobretodo para los días de frío


En situaciones de emergencia, la gramática queda en segundo plano y lo que importa -sobre todo- es ir bien abrigado. Qué más da que sea con adverbios o con sustantivos. No, si a veces da la impresión de que el idioma es sabio incluso cuando se cometen errores al usarlo.


(Diario de Navarra, 8.01.2010)

6 de enero de 2010

*AVALANZARSE

(rosario3.com, 27.12.2009)

Yo también soy partidario de no aplicarle ningún castigo, porque *avalanzarse, con v, tiene que ser como abalanzarse pero muy poquito, suavemente. Dadas las circunstancias, pudiera decirse que hasta con devoción.

3 de enero de 2010

(DI)LAPIDAR


Dilapidación, claro. Es que lapidando a la gente se derrochan muchas piedras.


(La Razón, 29 de diciembre de 2009)

19 de octubre de 2009

ESCOÑAR


He aquí un titular audaz, inusitado, de impacto, que desafía las reglas de uso del idioma. Me enteré de él gracias a C. C., justamente cuando acababa yo de enviar para su publicación el artículo que viene más abajo. No creo que haga falta decir mucho más:



COLOQUIALISMO


Pocos años atrás el hablante medio aún sabía cambiar de registro según las situaciones en que se encontrara. Era consciente de que no se puede usar el mismo tono en una conversación informal y en una entrevista de trabajo, y de que tampoco los términos empleados para comunicarse con los amigos en el bar son recomendables en la defensa de una tesis doctoral. La riqueza de un idioma se mide entre otras cosas por su capacidad de ofrecer variantes diversas para cada circunstancia. De un tiempo a esta parte, sin embargo, se van rompiendo las barreras entre los distintos niveles de uso. Tan pronto encontramos un titular de prensa redactado en alegres términos de argot como oímos a un profesor que en sus clases combina la preceptiva jerga académica con giros y modismos decididamente vulgares. Hay quien cree que un taco soltado en mitad de una noticia radiofónica pone color al relato. En las cámaras parlamentarias suenan con frecuencia voces importadas de los graderíos. Y la Universidad ha abierto las puertas de sus aulas y sus departamentos a expresiones que antes sólo empleaba la gente del bronce. El coloquialismo ha ido penetrando en los registros científicos, en el habla culta, en la lengua del periodismo hablado y escrito e incluso en los usos administrativos. ¿Igualitarismo mal entendido? ¿Economía de medios? ¿Pura y simple ignorancia? Quién sabe. El hecho comprobado es que el idioma va perdiendo sus matices, y al hacerlo se priva de recursos para resolver situaciones diferentes al tiempo que engendra equívocos y malentendidos por doquier. Nos queda el consuelo de saber que a cambio dentro de poco todos rebuznaremos de forma semejante.


Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 17.10.09.