Lo del «experimento sociológico» era, más que una definición eufemística, un ardid verbal para ennoblecer lo intolerable. Si en algún momento llegó a colar fue debido a ese raro efecto de seriedad que causan entre la gente cateta los vocablos que reúnen dos características al mismo tiempo: esdrújulos y polisílabos. Su significado era lo de menos. Es normal que ahora la presentadora, crecida sobre su pedestal de basura, dé otro pasito en el camino de la jactancia y avance de lo «sociológico» a lo «antropológico». No se llamen a engaño. No hay aquí un debate disciplinar de ciencias humanas comparadas. Antropológico supera a sociológico por la sencilla razón de que la palabra tiene una sílaba más. Pero lo cierto es que Milá se ha quedado corta. Lo suyo no es sociológico ni antropológico; es pura y simplemente escatológico.
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19 de abril de 2010
SOCIOLÓGICO, ANTROPOLÓGICO
Lo del «experimento sociológico» era, más que una definición eufemística, un ardid verbal para ennoblecer lo intolerable. Si en algún momento llegó a colar fue debido a ese raro efecto de seriedad que causan entre la gente cateta los vocablos que reúnen dos características al mismo tiempo: esdrújulos y polisílabos. Su significado era lo de menos. Es normal que ahora la presentadora, crecida sobre su pedestal de basura, dé otro pasito en el camino de la jactancia y avance de lo «sociológico» a lo «antropológico». No se llamen a engaño. No hay aquí un debate disciplinar de ciencias humanas comparadas. Antropológico supera a sociológico por la sencilla razón de que la palabra tiene una sílaba más. Pero lo cierto es que Milá se ha quedado corta. Lo suyo no es sociológico ni antropológico; es pura y simplemente escatológico.
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