
«El neologismo es el factor principal de enriquecimiento de una lengua. Lo nuevo se define por oposición a lo antiguo. Pero la aparición y aceptación de un término nuevo no implica la desaparición de otro viejo. Si implicara esta desaparición no habría enriquecimiento; habría, a lo sumo, equilibrio, suponiendo que no hubiera más pérdidas en la lengua que éstas hipotéticamente provocadas por el neologismo. El término antiguo subsistirá mientras subsista la cosa por él designada. El neologismo astronáutica no ha arrumbado el término aviación, porque sigue existiendo el sistema de transporte designado por este nombre. El léxico no constituye, como la gramática, un conjunto cerrado y estructurado rígidamente. Por eso puede producirse un enriquecimiento constante de la suma de términos que lo constituyen.
»No hay, pues, motivo para rechazar a priori un neologismo simplemente porque el término nuevo, el nuevo sentido de la palabra, la asociación verbal inusitada hasta ahora, no figura en el diccionario. Si el neologismo responde a una necesidad y se ajusta a las normas del sistema cuya carta de ciudadanía solicita, hay fuertes razones para otorgársela y muchas posibilidades de que se le otorgue».
(Discurso de ingreso en la RAE de Valentín García Yebra, 28.4.1918 -13.12.2010)