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14 de diciembre de 2010

D.E.P.


«El neologismo es el factor principal de enriquecimiento de una lengua. Lo nuevo se define por oposición a lo antiguo. Pero la aparición y aceptación de un término nuevo no implica la desaparición de otro viejo. Si implicara esta desaparición no habría enriquecimiento; habría, a lo sumo, equilibrio, suponiendo que no hubiera más pérdidas en la lengua que éstas hipotéticamente provocadas por el neologismo. El término antiguo subsistirá mientras subsista la cosa por él designada. El neologismo astronáutica no ha arrumbado el término aviación, porque sigue existiendo el sistema de transporte designado por este nombre. El léxico no constituye, como la gramática, un conjunto cerrado y estructurado rígidamente. Por eso puede producirse un enriquecimiento constante de la suma de términos que lo constituyen.

»No hay, pues, motivo para rechazar a priori un neologismo simplemente porque el término nuevo, el nuevo sentido de la palabra, la asociación verbal inusitada hasta ahora, no figura en el diccionario. Si el neologismo responde a una necesidad y se ajusta a las normas del sistema cuya carta de ciudadanía solicita, hay fuertes razones para otorgársela y muchas posibilidades de que se le otorgue».



(Discurso de ingreso en la RAE de Valentín García Yebra, 28.4.1918 -13.12.2010)

13 de diciembre de 2010

'HACKTIVISMO'


Cada acontecimiento trae consigo una nueva palabra, ya se trate de «tsunami» cuando las olas del mar han arrasado los litorales asiáticos, ya de los «ERE» cuya amenaza sobrevuela fábricas y plantas de producción. Nuestro vocabulario no se nutre solo de términos aprendidos en el deambular vital, en hogar o en la escuela. Lo van enriqueciendo también el curso de la historia y sus sobresaltos, y más cuando entran en juego los adelantos técnicos. Es el caso de «hacktivismo», un neologismo formado por el cruce del cuerpo léxico de «hacker» y el de «activismo», favorecido por la similitud fonética del inicio de ambos. Aunque ya estaba instalado en algunas jergas, se ha empezado a oír más ampliamente a raíz del fenómeno Wikileaks. Un intruso («hacker», es decir, 'pirata') accede a una información reservada mediante la manipulación de sistemas informáticos y emplea esa información con fines políticos. Es, pues, un «activista». Para unos, un «ciberterrorista»; en cambio otros lo considerarán un benefactor de la humanidad. Es esta última la acepción más extendida del término «activista». El Diccionario, que hasta ahora lo definía como «agitador político, miembro que en un grupo o partido interviene activamente en la propaganda o practica la acción directa», registrará en la próxima edición un sentido más favorable: «militante de un movimiento social, de una organización sindical o de un partido político que interviene activamente en la propaganda y el proselitismo de sus ideas». Tecnología, política y espionaje forman un triángulo complicado. De momento, los «hacktivistas» o «hactivistas» se han colocado en su centro. Veremos cuánto tiempo permanecen ahí.

11 de agosto de 2010

'BALCONING'



Así que balconing. Bueno. Al oírlo en la tele uno pensó que se trataba de la ocurrencia léxica de algún becario. Porque este verano los becarios vienen pegando como nunca en todas las cadenas, en la radio, en la prensa. Pero no. El neologismo aparece en varios sitios, tal vez porque la actividad hace furor en las concurridas residencias para adolescentes borrachos de nuestro animado litoral.

21 de junio de 2010

HISPANOUNIDENSE


No todo es spanglish o espanglés en los Estados Unidos. Los más de cincuenta millones de hablantes de español en el país cuentan con una Academia Norteamericana de la Lengua que despliega una animosa actividad en defensa del recto castellano. Uno de sus frutos es la guía que acaba de publicar con el título de Hablando bien se entiende la gente, pedagógico y divertido compendio de recomendaciones que no estaría mal difundir en todo el ámbito castellanohablante. Entre los autores del trabajo está el gaditano Gerardo Piña-Rosales, director de la Academia y divulgador de las cosas del idioma. Buena muestra de su tarea es 'Dígalo bien', una serie de breves espacios semanales emitidos en la cadena neoyorquina Univisión donde Piña-Rosales enmienda errores comunes y da consejos útiles sobre el uso del castellano. Aunque su preocupación principal se centra en los préstamos innecesarios y en los 'falsos amigos' traídos del inglés, no sería justo tacharlo de purista. Al contrario, el director de la ANLE comprende la necesidad de innovar en la lengua. Recientemente ha sugerido la acuñación del término «hispanounidense» para designar a los residentes en Estados Unidos que tienen origen hispanoamericano. El vocablo, más preciso que el ambiguo «hispano» y más económico que «hispanoestadounidense», serviría también para referirse a la variante diatópica del español en Norteamérica. Es cierto que se trata de un compuesto inusual, pues al enlazar los términos originarios («hispano» y «estadounidense») omite uno de los lexemas (o 'raíces', como prefiere la Nueva gramática recuperando nomenclaturas clásicas), a pesar de lo cual consigue transmitir la idea que pretende. Da la impresión de que la propuesta de Piña-Rosales ha tenido buena acogida, al menos en medios académicos y periodísticos. Nuestros votos por su éxito.
(Logotipo de Carlos Barrón)

18 de abril de 2010

TALLER


«Alonso entró en el taller cinco veces». En el taller. ¿Es cierto lo que leen estos ojos? ¿No era «en boxes»? Por una vez alguien devuelve a las cosas el derecho a ser llamadas con su propio nombre en el idioma correspondiente. Si además quien lo escribe es un cronista deportivo, el mérito es mayor. El automovilismo nos abruma con sus excesos anglicistas. Si no estás introducido en el cotarro, a la salida de una curva te puede atropellar cualquiera de esos pole position, graining, paddock, pit lane o chicane que corren a todas horas por sus circuitos. Sin embargo, saber que un piloto entra «en el taller», en vez de hacerlo «en boxes», alienta la esperanza de un incipiente retorno al castellano. Y no sólo recuperamos la palabra «taller», sino que además se le pone el artículo que faltaba en «entrar en [los] boxes».

18 de febrero de 2010

INFOMERCIAL


«Infomercial» es un hipogrifo verbal formado a la nueva usanza, mediante la contracción de dos términos («información» y «comercial», en este caso) suprimiendo parte de cada uno. El neologismo ya viene así de fábrica, pues se usa en inglés (info[rmation+com]mercial) desde hace cierto tiempo. Se aplica a los espacios-anuncio de larga duración que promocionan determinados productos en el formato de teletienda (otro vocablo que tal baila), no pocas veces con contenidos hilarantes que, más que animar a la compra, invitan a meditar acerca de la naturaleza humana y la decadencia del sentido del ridículo.

10 de febrero de 2010

Electrolinera (2)

Hablábamos días atrás de la palabra electrolinera, sobre la que la Fundéu acaba de emitir su dictamen. Nada que añadir.

27 de enero de 2010

4 de enero de 2010

ELECTROLINERA


Hay neologismos necesarios que vienen a ampliar el léxico porque previamente la realidad se ha ensanchado y pide a gritos una palabra que denomine el nuevo espacio. ¿Cómo oponerse, pues, a esta incipiente «electrolinera» creada por analogía con «gasolinera»? Es cierto que le sobra alguna sílaba, pero, ¿lo entendería alguien si se dijese «electrera»?


(La foto, de El País)