Hablamos de un «fuera de serie» cuando nos referimos a una persona destacada en un campo de actividad, sea por sus cualidades morales, sea por su capacidad intelectual o por la posesión de cualquier otro valor mérito le hace acreedor de admiración y elogio. La expresión evoca el viejo valor de la excelencia, el hecho de sobresalir de la medianía (la «serie») situándose «fuera» de ella. Gramaticalmente se trata de un sintagma construido a partir de un adverbio y luego sustantivado de tal modo que actúa como un nombre. Pero con una salvedad: no dispone de morfema plural. O eso era al menos hasta ahora. Recientemente ha salido al mercado la traducción al español de un best-seller de Malcom Gladwell que en el original en lengua inglesa llevaba el título de Outliers. Pues bien, la prestigiosa editorial que se hizo con sus derechos para España ha tomado la pintoresca decisión de titularlo Fueras de serie. «Fueras», con una –s que el adverbio no admite. Es cierto que, de haberlo dejado en el más correcto Fuera de serie, el título habría perdido en parte la relación con el contenido de la obra: sucesivas historias de triunfadores, de personas que han alcanzado el éxito merced a sus extraordinarias virtudes. La eficacia comunicativa, o tal vez el deseo de llamar la atención con un título de impacto, ha llevado a inclinarse por una construcción impropia. La cosa no tendría mayor importancia si se tratara de un libro menor. Pero muy probablemente pronto lo veremos encaramado a las listas de los más vendidos, como ocurrió con anteriores trabajos de Gladwell. Dejará huella, y contribuirá a consagrar otro malentendido más en nuestro lacerado idioma.
Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 21.3.09.
1 comentario:
Para eso existe el artículo y pudieron titularlo:"Los fuera de serie"
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