Uno de las reacciones más comunes que suceden a la comisión de atentados terroristas es la de decir que «no hay palabras» para calificarlos. Lo dicen, se supone que con todo convencimiento, los mismos que a continuación desgranan toda suerte de palabras de condena. Así que no sólo hay palabras, sino que es necesario emplearlas porque a menudo son la principal arma contra quienes tratan de imponer el silencio. Pero, por desgracia, el lenguaje se zambulle enseguida en la charca de los tópicos. ¿Qué se quiere decir, por ejemplo, al hablar de la «lacra» del terrorismo? La metáfora no está mal aplicada del todo, quede claro, pero a veces da la impresión de que se tira de ella por la vía de la facilidad reiterada, de la palabrería sacudida a bote pronto. ¿Saben realmente sus usuarios lo que el término «lacra» significa? Algo malo, malísimo, es cierto, pero no exactamente sinónimo de cosas como plaga, enfermedad, daño, amenaza, molestia o vergüenza, que es lo que parecen tratar de decir.
En un excelente post, Santiago González examina hoy otro de los tópicos en torno al terrorismo, cual es el uso extensivo e indiscriminado de la propia palabra «terrorismo» como metáfora de todo lo que daña, hiere o mata. «¿Podemos llamar terrorismo a todo crimen que nos resulte especialmente odioso?», se pregunta.
1 comentario:
Los bandazos de ZP son prodigiosos. Gracias por la entrada de SG
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