Uno de los desvaríos lingüísticos que se atribuyen al inefable Joan Pich i Pon se produjo en un discurso suyo pronunciado desde el balcón principal del ayuntamiento barcelonés. El entonces alcalde de la Ciudad Condal atravesaba una temporada difícil, acusado de enriquecimiento ilícito. Sin embargo le acababan de entregar una distinción honorífica, que él recibió como una reparación personal a la que correspondió con estas palabras: «Por fin me han ajusticiado».
Quería decir, claro, que por fin le habían «hecho justicia». Décadas después, la ministra de Defensa Carme Chacón ―paisana, por cierto, del legendario alcalde― ha rememorado aquella antológica piquiponada al decir, a propósito de los piratas somalíes capturados en la operación Atalanta, que va a buscar «los acuerdos necesarios para que puedan ser ajusticiados con procesos justos».
Seguramente los piratas han dado muchos quebraderos de cabeza a nuestra ministra, pero no sé si eso es razón suficiente para anunciar medidas tan drásticas. Tal vez bastaría con que se les «juzgue», se les «enjuicie» o se les «aplique la justicia». Más que nada, porque para «ajusticiarlos» habría que cambiar la Constitución.
1 comentario:
Ya que de justicia hablamos, para ser justos hay que admitir que la RAE registra una segunda acepción para "ajusticiar" como 'condenar a alguna pena' (aunque advierte que es desusada). Sin embargo no parece que la ministra se refiriera a 'condenar' sino a 'poner a buen recaudo', más o menos.
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