26 de agosto de 2010

CÓNYUGE

Qué decir de ese señor alcalde que oficia la ceremonia de boda, y que se presenta en el salón ataviado a tono con el acontecimiento, o sea, en mangas de camisa, remangado hasta arriba del codo, el pecho al aire, y tramita el asunto de un plumazo, limitándose a recitar el formulario, si bien peleando denodadamente contra cierta dificultad lectora que le obliga varias veces a detenerse a mitad de párrafo y volver al principio, y que, para redondear la solemnidad y el alto nivel del acto, pronuncia en tres ocasiones «cónyugues» (sic), tras lo cual, después de haber hecho firmar a los contrayentes y los testigos con unos bolis bic cristal mordisqueados, da por terminada la ceremonia y vuelve camino de su despacho con ese aire de dignidad e importancia que adquieren las autoridades en las grandes ocasiones. Cónyugues, vaya.



Pero ya lo vio Cervantes hace cuatro siglos:

BACHILLER.― Vaya de examen, pues.
HUMILLOS.― De examen venga.
BACHILLER.― ¿Sabéis leer, Humillos?
HUMILLOS.― No, por cierto, / ni tal se probará que en mi linaje / haya persona de tan poco asiento, / que se ponga a aprender esas quimeras, / que llevan a los hombres al brasero, / y a las mujeres a la casa llana. / Leer no sé, mas sé otras cosas tales / que llevan al leer muchas ventajas.
BACHILLER.― Y ¿cuáles cosas son?
HUMILLOS.― Sé de memoria / todas cuatro oraciones, y las rezo / cada semana cuatro y cinco veces.
RANA.― Y ¿con eso pensáis de ser alcalde?
HUMILLOS.― Con esto, y con ser yo cristiano viejo, / me atrevo a ser un senador romano.




(Miguel de Cervantes, La elección de los alcaldes de Daganzo, en Entremeses, ed. de Florencio Sevilla Arroyo).

3 comentarios:

Andrés dijo...

Suerte que tenemos la televisión pública.

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100826/suerte-esta-hechada-soteo-champions/860553.shtml

César dijo...

Todos crecen. Pronto empezarán a crecer los políticos, los partidos, los gobiernos... y el suflé.

Marcos dijo...

Yo he llegado a oír "cónyugües". Así, con diéresis (y con un par...).