Uno admitiría sin rechistar el neologismo cortoplacista -quien piensa sólo en las consecuencias inmediatas de las cosas, es decir, a corto plazo- si se le otorgara la misma validez a su antónimo largoplacista. Pero no es así: cortoplacista gana a largoplacista por 48 100 a 1 100 y cortoplacismo se impone a largoplacismo por un todavía más aplastante 21 200 a 36. No es justo.
(El titular, en la portada de El Correo, 2.4.07)
2 comentarios:
Yo creo que será porque se tiende a usar los sufijos "-ismo" e "-ista" con carácter peyorativo. Como si el apelado estuviera aquejado de una religión alienante y cegadora.
En este contexto, socialmente parece que queda mejor planificar las cosas a largo plazo o "de manera sostenible", que pensando en los beneficios inmediatos. Tiene más sentido inventar un apelativo peyorativo para esta actitud "cortoplacista", más denigrante que la respetable actitud "largoplacista".
Cortoplacismo no es despectivo. A veces sí pero no por la palabra propiamente dicho.
Publicar un comentario