Cuando alguien dice «yo soy de los que piensan que...», no sólo manifiesta su parecer sobre un determinado asunto, sino que declara su pertenencia a un grupo de opinión. De ese modo aquello que afirma queda reforzado por el argumento de la cantidad o de la mayoría. Es como si estuviera advirtiendo: «no lo pienso únicamente yo, me acompañan otros que piensan del mismo modo, de manera que mis juicios deben ser tenidos en cuenta». El «soy de los que piensan (o creen, o sostienen, u opinan)...» actúa, pues, como introducción enfática -y algo campanuda- de afirmaciones que se pretenden irrebatibles. Tal vez por eso a veces las reglas de la concordancia se rinden a las de la voluntad, y abundan los casos en que el segundo de los verbos adopta los morfemas del primero; es decir, va en primera persona del singular: «Yo soy de los que pienso...»; «soy de los que creo...». No es preciso indicar que se trata de una imperdonable anomalía, a pesar de su empleo abundante. El verbo de la oración subordinada debe ir en tercera persona del plural porque su sujeto es el apuntado por el determinante «los», no el «yo» del verbo anterior. Al cometer semejante error, el hablante va más allá del quebrantamiento de la norma gramatical. Lo que hace es sobrevalorar su ego, reafirmar la supuesta autoridad de sus palabras y, de paso, de su persona entera. Pero es una tendencia muy extendida y quizá imparable. Con lo sencillo que sería prescindir de giros tan alambicados y sustituir el «soy de los que piensan» por una sola y elemental palabra: «pienso»...
Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 4.4.07.
Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 4.4.07.
2 comentarios:
¡Cómo si esa sustitución fuera fácil!
¡Ay, pedirle concordancia a un orador, y encima de los que empiezan diciendo "Soy de los que pienso..."! No la tienen en lo que en ellos hace las veces de ideas, la van a tener en algo tan, para ellos, inútil como la gramática...!
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