El lugar de los cadáveres está bajo la tierra, no encima de la mesa. Las mesas son el lugar de la ingesta, el espacio donde los alimentos son depositados para consumo de los comensales. Puede ser que la lengua se haya dejado arrastrar por la corriente del tópico ―descuido imperdonable cuando se habla de víctimas―, pero también es posible que haya actuado el inconsciente y no se piense en los muertos como seres irreemplazables, personas de carne y hueso arrancadas de la vida por un capricho fanático, sino en su infame condición de piezas de un tablero de ajedrez. Porque la expresión figurada y algo antropofágica «poner los cadáveres encima de la mesa» nació en tiempo de negociaciones siniestras, cuando los unos jugaban la baza de su legitimidad política mientras los otros argüían la más poderosa razón de sus matanzas. Los muertos eran puestos por los terroristas encima de la mesa para dejar claro que la fuerza bruta mandaba sobre la razón democrática. No hablemos a la ligera ni hagamos nuestros estos modos de decir, que tanto ofenden a los dolientes.
3 comentarios:
Aunque no es de lo que habla esta genial entrada, me pregunto si ese "para advertir a la izquierda abertzale que" no tiene alguna incorreción. El panhispanínico dice que esa construcción se emplea cuando el verbo significa consejo y no advertencia en el sentido en que aquí se usa.
¿Puede aclarármelo?
Un saludo
Pues lo aclaro, claro. Ese "advertir que" es erróneo, como lo dice el 'panhispanínico' y también el panhispánico.
Un saludo
Uno tiende a pensar que cualquier ideología, podría reducirse a unas cuantas frases hechas y a otros tantos lugares comunes. En eso consiste, en gran medida, el arte publicitario, el arte de la propaganda. Por ello, todo estará perdido cuando hayamos cedido, antes que nada, a la jerga del enemigo.
Excelente artículo.
Un saludo.
Publicar un comentario