22 de enero de 2012

Densidad


En la jerga informática lo  llaman «densidad de palabras». Es un indicador que viene expresado en porcentajes y  mide la presencia de una determinada palabra dentro de un texto electrónico.  Si en un escrito de 500 palabras un mismo término se repite 10 veces, su densidad es del 2 %.  Si lo hace 25, alcanza una densidad del 5. ¿Qué utilidad tiene conocerlo? En la babel de hoy en día, para lograr que un mensaje llegue a sus destinatarios no basta con que esté bien elaborado y ofrezca una buena información; necesita además colocarse a la vista para no ser engullido por la barahúnda ambiental. Es lo que se conoce como «posicionamiento».  Una página web está mejor posicionada cuando los buscadores la destacan en lugar preferente, cosa que se logra incrementando la densidad de palabras clave en el contenido de la página, aparte de otros factores. La consecuencia es que los autores de textos destinados a su difusión por Internet no aspiran tanto a redactarlos bien como a situarlos allá donde alcancen mayor presencia (o, dicho en los términos al uso, mayor visibilidad, popularidad, optimización). Lejos quedan aquellos preceptos según los cuales había que evitar las repeticiones léxicas porque afeaban el texto. Ya no hay que recurrir a los sinónimos o los hiperónimos para evitar la reiteración cansina. Al contrario, la virtud está en la machaconería.  El espesor triunfa como norma de estilo. La densidad enriquece, al menos hasta el límite del 5 o el 6 por ciento. A partir de ese punto —dicen quienes saben de esto—la inteligencia de los motores de búsqueda más complejos detecta los intentos de hacerse sitio a empujones y envía la página correspondiente a la cola. Menos mal. 

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