12 de agosto de 2009

ZUM y BUM


Nadie se imagina comprando un «zum» para su cámara fotográfica, ni hablando de unas imágenes tomadas con «zum». En ambos casos escribimos «zoom» aunque la pronunciación y la escritura vayan por diferente camino, y lo hacemos así por costumbre, o por inercia, o porque parece que «zum» encajaría mejor entre las onomatopeyas de un tebeo que en la descripción de un ‘teleobjetivo especial, cuyo avance o retroceso permite acercar o alejar la imagen’, según la definición académica del término. Sin embargo, el Diccionario Panhispánico de dudas se inclina por la forma «zum». Algo parecido ocurre con «boom» (‘éxito o auge repentino de algo’), para el que el DPD prefiere la adaptación gráfica «bum». Durante cierto tiempo, la tendencia a aplicar a los anglicismos formas castellanizadas basadas en la fonética tuvo encendidos defensores. Ahora, familiarizados como estamos con las grafías inglesas, empieza a perder sentido. Ya se comprobó con aquel ridículo «güisqui», que nadie escribe ya pese a seguir siendo la forma canónica, y con tecnicismos descabellados como «cederrón» (palabra que, por suerte, los tiempos dejarán pronto inservible al desaparecer el objeto al que da nombre). Y nada digamos de otros neologismos como «yacusi» (por «jacuzzi»), «suvenir» (por souvenir) o «sexapil» (por sex-appeal). Una sencilla cata en los buscadores de la red permite comprobar que las formas «zum» y «bum» no se emplean apenas, ni siquiera en ámbitos cultos, literarios o científicos. Los términos generalizados son «boom» y «zoom». Quizá haya que admitir una digna derrota en vez de empecinarse en librar batallas contra molinos.

Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 20.6.09.

1 comentario:

Pedro A. dijo...

Curiosamente casi todos escriben iglú, tabú, vudú y bambú. Y si exceptuamos a los fabricantes, lo mismo sucede para champú.