31 de marzo de 2009

*LIDIAR CON LA MÁS FEA

Max Beckmann, Baile, 1922

Bailar con la más fea: una frase hecha que se aplica a situaciones en las que a alguien le corresponde el papel desagradable, la misión ingrata, la tarea que nadie quiere. Un residuo de la vieja mentalidad machista que, se diga lo que se diga, permanece camuflada en los rincones del idioma. Muchas mujeres se preguntarán, y con razón, por qué la paremiología no autoriza a emplear el equivalente masculino cuando cambia el sexo de la pareja de baile. Pero las locuciones lexicalizadas no admiten variantes: también a la mujer que se ve en un aprieto le habrá tocado «bailar con la más fea» y no «con el más feo». Es una de esas expresiones que sobrevive a los cambios de costumbres, quizá porque la metáfora refleja con bastante aproximación el sentimiento de incomodidad.


Pero, como ya se baila poco en parejas, la frase empieza a tambalearse por el lado del verbo. Hay quienes lo cambian por «lidiar» y dicen o escriben «lidiar con la más fea». «Lidiar» es, efectivamente, vérselas con algo desagradable o comprometido. Viene de la voz latina «litigare», que significaba luchar, combatir, pelear. Quien lidia con algo es porque esa operación le ocasiona molestias y dificultades, o porque la cosa lidiada no se somete a la voluntad de quien trata de dominarla. «Lidiar» conoce una acepción taurina que muy probablemente se haya entrometido en el caso que comentamos. Si así fuera, estaríamos incurriendo en un redoblado delito sexista: por una parte, el menosprecio de la mujer poco agraciada, y por otra su equiparación con el ganado vacuno. Así que dejémoslo en «bailar con la más fea» o sólo «lidiar», pero sin fabricar mezclas explosivas.


Publicado en el suplemento cultural 'Teritorios' de El Correo, 28.3.09.

1 comentario:

Anónimo dijo...

»las construcciones lexicalizadas no admiten declinaciones« pero solo para personas poco imaginativas.

si se fija porque es un cliché fosilizado, variarla será revitalizarla tras un proceso de análisis lingüístico.