Al recibir su bien ganado premio, Javier Bardem ha evocado estos días la figura del viejo cómico menesteroso, estigmatizado por la sociedad a la que proporcionaba regocijo, condenado desde estrados y púlpitos por su vida supuestamente licenciosa y a quien estaba prohibido enterrar en sagrado. Quizá como defensa frente a todo eso los actores cultivaron un especial orgullo, un marcado sentido del honor que les lleva a caminar con la cabeza alta y a exigir un trato distinguido en las palabras usadas para designar su tarea. Porque no es lo mismo ser «protagonista» o «comparsa», «figurante» o «primera dama», «cabeza de cartel» o simple «alzapuertas». Lo que antes se llamaba «actor secundario» ha pasado a coexistir con «actor de reparto», cada vez más empleado. Un eufemismo, evidentemente. Se supone que «secundario» hace descender de categoría, denota cierta falta de consideración por la labor de quien actúa, lo coloca detrás de las verdaderas estrellas. En cambio «actor de reparto» borra las escalas y las diferencias puesto que el reparto lo integran todos cuantos intervienen en una película o función teatral. El inglés los llama «supporting actors», esto es, actores de refuerzo o de apoyo, sin que eso conlleve ninguna pérdida de estima. El óscar de Bardem («the best supporting actor») está siendo traducido como «mejor actor de reparto» en vez del tradicional «actor secundario». Pero nada cambia en realidad, ya que la próxima edición del DRAE dejará las cosas como estaban al incluir esta definición para «actor de reparto»: «el que desempeña papeles secundarios».
Publicado en 'Juego de palabras' del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 1.3.07.
2 comentarios:
Qué bonito lo que dices.
Hay que admitir que suena mejor "actor de refuerzo" que "actor de segunda".
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