Creo que es Bioy Casares quien en alguna parte recoge pintorescos letreros de camión, de esos que se coloca(ba)n en los parasoles delanteros de las cabinas. Algunos son una completa declaración de principios. Hoy me he cruzado en la carretera con uno de ellos, más llamativo por el alarde tipográfico que por el mensaje, y me he acordado de esta foto que hace poco colgó Rafael Reig en su bitácora. Pudiera tratarse de un nombre de marca, aunque no alcanzo a imaginar la clase de mercancía adecuada para esa etiqueta. O una manifestación desbordada de amor paterno hacia esos Juan y José que podrían ser los hijos del pequeño empresario, su orgullo del alma, el objeto de sus desvelos. Quién sabe. Pero circular detrás de un vehículo como este por una calle estrecha y en hora punta tiene que amedrentar bastante. Y es que hay palabras que a viva voz pasan inadvertidas, pero escritas y además en mayúsculas producen un notable impacto.
1 comentario:
¡ja ja! A lo mejor tiene que ver con el hecho de que Juan y José se escriban con "J"; y siempre es de agradecer que sea "mis dos cojones" y no "con dos cojones". El posesivo le da un matiz de ternura ¿no?
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