16 de abril de 2006

CLARO Y CONTUNDENTE

Hay adjetivos hechos el uno para el otro, que acostumbran a caminar juntitos y amarraditos por el bosque de la escritura y por entre las expresiones orales, que han encontrado su media naranja hasta que la muerte los separe. Adjetivos siameses, en fin, como «hecho y derecho», «mondo y lirondo», «puro y duro», «corriente y moliente», «contante y sonante», aunque formando dúos de más mérito porque apenas guardan parecido entre sí y ni siquiera riman como estos otros. Es el caso de esa entrañable pareja que últimamente asoma por todas partes y en cualquier momento: claro y contundente.

Tan estrecho es el vínculo que los ata, que pronto el agua no será «clara» sino «clara y contundente», y los días despejados serán «claros y contundentes», y al blanco del huevo habrá que llamarle «clara y contundente», y quizás las claraboyas pasen a adoptar el nombre de «claras y contundentes boyas». Aquí tienen algunos casos recientes obtenidos casi al azar de diversas páginas de prensa:

Miquel Iceta, portavoz del PSC, lanzó un mensaje claro y contundente a ERC.

El Opus Dei se muestra
claro y contundente en un comunicado sobre el ‘Código da Vinci’.

El PSOE exige al alcalde de Lorca una rectificación pública,
clara y contundente sobre Polaris y Aldama.

El ex-ministro Bono asegura de forma
clara y contundente que a él de la política no le echan las dificultades.

Y hasta la misma Condoleezza Rice dio una respuesta
clara y contundente a las autoridades iraníes a cuenta de la producción de combustible nuclear.

Antes, al hablar claro y sin tapujos le decían 'llamar al pan, pan, y al vino,vino'. Ahora es hacerlo de forma clara y contundente.

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