«Hubo un tiro en la garganta». La
construcción impersonal lleva a las palabras al limbo de la asepsia. Hasta ahora los tiros los
disparaba alguien (sujeto) y los recibía alguien (complemento indirecto): A disparó un tiro a B. Así funciona la
sintaxis. Pero esta vez el tiro parece venir de la nada e ir a parar a la
garganta de nadie. Ya lo avisó Chomsky.
2 comentarios:
Es una elipsis intencionada, claro está. Resulta interesante la observación. Permíteme un detalle: "a B" no es directo, sino indirecto. El directo es "un tiro". Salud(os).
Claro. Lo corrijo ipso facto.
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