30 de octubre de 2006

EMOCIONALIZAR

Emitía la radio una tertulia entre servidores públicos, uno de los cuales se lamentaba de la actual tendencia a «emocionalizar» la política. Al poco rato, otro contertulio hablaba de «electoralizar» los debates. Una oyente envió entonces a la emisora un mensaje por correo electrónico quejándose amargamente de esos abusos léxicos que le habían sobresaltado tanto cuando estaba «desayunizando» que por poco se le «atragantiza» el cruasán. No le faltaba razón. En principio el sufijo «–izar» aporta un recurso sencillo y útil para formar verbos de acción a partir de nombres o adjetivos («idealizar», «enfatizar», «armonizar», «centralizar»). Pero el neoespañol de los medios de comunicación –especialmente los hablados- hace un empleo inmoderado de ese procedimiento derivativo, cosa en la que no le van a la zaga los lenguajes técnicos y científicos. Si un sociólogo llega a decir que los niños «se adultizan», un médico recomienda que ciertos pacientes sean «ambulatorizados» y una entidad bancaria ofrece ventajas a los clientes que quieran «aperturizar» nuevas cuentas, algo peligroso está ocurriendo en el idioma. ¿Hasta dónde llega lo correcto, hasta dónde lo lícito o lo razonable? No resulta fácil marcar límites al uso de una fórmula bastante práctica en ocasiones. Pero sí es notorio el delito cuando el engendro resultante de la sufijación («maximizar») reemplaza a un verbo más corto ya existente («aumentar», «agrandar») y lo hace por el simple prurito de estirar las palabras creyendo que así suenan mejor.

(Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 25.10.06).

No hay comentarios: