21 de abril de 2009

ACORDE


«La previsión de los empresarios está de acorde con la del Gobierno»; «le fabricamos un mobiliario de acorde a sus exigencias»; «el juego del equipo no estuvo de acorde con la calidad de sus figuras»; «hace falta una ley de plazos de acorde con la situación particular de cada mujer»: son algunas muestras recogidas casi al azar de un uso tan extendido como equivocado de «acorde». Por alguna extraña razón, el adjetivo «acorde» (sinónimo culto de ‘conforme’ o ‘coincidente’) es encajado por la fuerza dentro de una construcción en la que se lo confunde con «acuerdo». Lo natural, lo sencillo es decir que una cosa está «de acuerdo con» otra cuando entre ambas existe alguna relación de armonía, unanimidad, dependencia o consecuencia. Es cierto que lo que «está de acuerdo con» (o «de acuerdo a», también válido aunque menos empleado) algo es a su vez «conforme» con ello. Podemos decir indistintamente que «todo marcha de acuerdo con lo previsto» y «todo marcha acorde con lo previsto»; pero obsérvese que el segundo caso no admite la preposición introductoria «de». Gramaticalmente hablando, «acuerdo» puede formar parte de una locución invariable («de acuerdo a» o «de acuerdo con») mientras que «acorde» no conoce otro empleo correcto que el propio de un adjetivo independiente. El idioma también sufre con estas pequeñas anomalías cuando dejan de ser un error circunstancial para convertirse en unas prácticas generalizadas. Y más si, como parece ocurrir en este caso, responden al afán decorativo y grandilocuente. No se habla con más musicalidad por el hecho de soltar «de acordes» a troche y moche.


Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 4.4.09.

1 comentario:

Ricardo dijo...

Clara y nítida explicación. Gracias