Aprendimos de pequeños que los nombres propios de persona no deben llevar artículo: Antonio, no «el Antonio»; Mercedes, no «la Mercedes». El empleo del artículo constituye un vulgarismo que empequeñece, subestima y ofende al mencionado. Tal vez por eso en el habla actual va dejando de acompañar a determinados sustantivos comunes. Ya es normal oír expresiones como «Voy a resolver unos asuntos en Diputación» o «Fuentes de Gobierno informan de la apertura de negociaciones». Aquí la Diputación y el Gobierno parecen no sólo quedar personificados, sino adquirir cierto rango de nobleza precisamente por la omisión del necesario determinante artículo. Bien, al fin y al cabo se trata de instituciones a las que los ciudadanos profesan alguna forma de respeto, como si se tratase de personas distinguidas. Hay, por así decirlo, un factor psicológico que explica el error. Donde resulta menos comprensible es en otras situaciones corrientes en las que el nombre despojado de artículo designa un lugar, espacio o dependencia común y corriente. Ocurre mucho en el lenguaje de la burocracia administrativa («Persónese en Secretaría», «Hemos recibido un informe de Inspección», en vez de «la Secretaría» o «la Inspección»), que probablemente ha inspirado a los hablantes en otros ámbitos donde la supresión del artículo ya es vicio habitual. «Abonen sus compras en caja», advierte el rótulo de un comercio. «Te necesitamos en plató dentro de una hora», dice la voz de un anuncio. «Acceso a comedor», se lee en un bar-restaurante. «Pidan información en mostrador», en una tienda. ¿Será que el artículo está llamado a desaparecer?
Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 24.11.07.
5 comentarios:
¿Y qué decir del lenguaje de las retransmisiones futbolísticas? El jugador avanza por banda derecha, chuta con pierna izquierda y el portero le espera bajo palos. ¿Qué pasa con los artículos?
Pasa algo parecido cuando algunos escriben o hablan refiriéndose a personas italianas. En vez de decir el Papa Benedicto, o la Madre Teresa, o la Cosa Nostra, escriben "Papa Benedicto ha dicho...", "Madre Teresa contó", "Cosa Nostra asesina a ..."
referente a las personas, en catalano-hablantes es habitual puesto que en catalan si se "articuliza" delante del nombre.
I respecto a lo ultimo... no podría ser que se toma "mostrador" como un sitio y no un objecto? Como podría ser el caso de "nos vemos en casa" en vez de "nos vemos en la casa", ya que casa es un sitio y no un objecto (en este caso).
preguntas, preguntas, preguntas.... ;-)
En gallego pasa lo que en catalán, el artículo delante de nombre propio no sólo no es despectivo sino que tiene carácter afectivo. Cuando se habla castellano, se traduce sin más.
Hoy mismo alguien en el Telediario dijo alto y claro "Cairo", tal cual. Esto empieza ya a ser el colmo.
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