9 de diciembre de 2007

FELIZ APARCAMIENTO


Decimos «Feliz aniversario», «Feliz fin de semana» o «Felices Pascuas» como expresión de deseo, sincero o simplemente cortés. El adjetivo «feliz» transmite al destinatario la voluntad de que un determinado acontecimiento discurra para él de forma grata, de que le depare alguna clase de alegría, placer o satisfacción. Se acercan fechas en que todos lo pronunciaremos sin tasa. Desearemos felicidad a propios y extraños empleando siempre el mismo sintagma, donde «feliz» irá acompañado de diversos sustantivos. Felices navidades, felices pascuas, feliz año, feliz Nochebuena. Lo que no parece tan razonable es desear a alguien «feliz aparcamiento», como puede leerse en la ventanita luminosa del expendedor de tiques a la entrada de un aparcamiento subterráneo donostiarra. Seguro que también lo pone en otros de otras ciudades, porque estas cosas suelen venir de serie. ¿Se puede alcanzar la felicidad estacionando un vehículo de motor? La pregunta desborda el ámbito de lo semántico para penetrar en el de lo metafísico. Pero lo más probable es que se trate de otro exceso de ese lenguaje de la falsa cortesía con el que los mercaderes y los proveedores de servicios se dirigen a sus usuarios y clientes. Uno recibe el mensaje, coge su tarjeta, da unas cuantas vueltas en busca de un espacio donde aparcar y deja finalmente el automóvil ahí quieto, pensando que tal vez sea al coche y no a él a quien desean un feliz descanso. Al pagar en caja, el conductor se pregunta si no deberían haber escrito también «feliz cobro» (o «feliz saqueo», tal vez) más que nada por coherencia lingüística.

Publicado en 'Juego de Palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 8.12.07.

No hay comentarios: