23 de julio de 2012

MARIACHIS Y TUNOS




Como todos conocen, «mariachi» es el grupo que interpreta cierto tipo de música del mismo nombre y, por extensión, de casi toda la música popular mejicana asociada con guitarras, trompetas y sombreros de ala más bien excesiva. Los etimólogos suelen atribuir el origen de la palabra al término francés «mariage» (matrimonio), basándose en una asociación elemental: esa era la música y esos los grupos que amenizaban las bodas y otras celebraciones. Pero no está tan claro. Hay razones históricas que permiten ponerlo en duda, si se tiene en cuenta que no fue hasta 1864 cuando, con el imperio pasajero de Maximiliano de Habsburgo, la cultura francesa impuso en México sus modos y maneras. Puesto que el término en cuestión aparece en documentos anteriores a esa fecha, no parece descabelladas otras hipótesis que relacionan «mariachi» con la lengua náhuatl, donde ya habría sido sinónimo de ‘gusto’, ‘canto’ o ‘alegría’. Aunque la interpretación más plausible se remonta a la colonización española. Era práctica común que los religiosos pusieran letras cristianas a viejas composiciones y cánticos lugareños. En muchas de ellas se invocaba la figura de la virgen María, de donde salió «María ce son» o «María ce» (‘la canción de María’), pronunciada por los indígenas como «mariache» o «mariachi». Ello no fue óbice para que en 1852 un cura de Jalisco dejara escrita su preocupación por «cuantos crímenes y excesos se cometen en estas diversiones, que generalmente por estos puntos se llaman mariachis». ¿Qué sería de una ranchera sin tequila?

En cuanto a las «tunas» estudiantiles, todo hace suponer que fue el nombre irónico que se atribuyeron estos grupos musicales a semejanza de las cuadrillas de malhechores guiadas por un «tuno». En la jerga de la delincuencia, el tuno era el jefe de una banda, y por extensión cualquier pícaro, ladronzuelo o «tunante». El nombre de «tuno» fue tomado del francés «roi de Thunes», o 'rey de Túnez', según la costumbre carcelaria de usar motes y apodos majestuosos.

De modo que, salvo por algunas remotas similitudes musicales, el mariachi y la tuna son cosas distintas. Hasta un argentino sabría distinguirlas, incluso si responde a los sones de «Clavelitos» con un batir de palmas inequívocamente aflamencado. (vía Malaprensa)

1 comentario:

Anónimo dijo...

México. La grafía recomendada para este topónimo es México, y su pronunciación correcta, [méjiko] (no [méksiko]). También se recomienda escribir con x todos sus derivados: mexicano, mexicanismo, etc. (pron. [mejikáno, mejikanísmo, etc.]). La aparente falta de correspondencia entre grafía y pronunciación se debe a que la letra x que aparece en la forma escrita de este y otros topónimos americanos (→ Oaxaca y Texas) conserva el valor que tenía en épocas antiguas del idioma, en las que representaba el sonido que hoy corresponde a la letra j (→ x, 3 y 4). Este arcaísmo ortográfico se conservó en México y, por extensión, en el español de América, mientras que en España, las grafías usuales hasta no hace mucho eran Méjico, mejicano, etc. Aunque son también correctas las formas con j, se recomiendan las grafías con x por ser las usadas en el propio país y, mayoritariamente, en el resto de Hispanoamérica.