Un pavo no es sólo el ave galliforme de negruzco plumaje y extraña cabeza que nos visita en las navidades. El término «pavo» ha ido adquiriendo a lo largo del tiempo otros significados, y entre ellos el de «moneda de cinco pesetas». Hasta no producirse la europeización monetaria, en el argot común un pavo equivalía a «un duro» desde la lejana época en que ambas cosas sólo estaban al alcance de los más privilegiados. Ahora la Dirección General de Tráfico ha dado un nuevo impulso a la palabra merced a una campaña publicitaria que la emplea como leit-motiv. En síntesis todo se reduce a lo siguiente: los jóvenes menores de 25 años que aspiren a obtener el permiso de conducir podrán disponer de un crédito que sólo les obligue a pagar un pavo al día. Pero aquí el pavo se ha encarecido; en vez de un duro, vale un euro. El nuevo referente semántico del vocablo (pavo=euro) no es invención de las autoridades, pues ya está relativamente consolidado en el habla de la calle. Lo que llama la atención es esa creciente tendencia al coleguismo idiomático que manifiestan los gobernantes cada vez que se dirigen a la gente joven. Les ofrecían viviendas a las que llamaban «quelis» y ahora carnés de conducir por un «pavo» diario. Quizá nadie ha tenido en cuenta que también «pavo» es sinónimo de soso o parado, y que en la jerga marginal significa «incauto, víctima de un robo o una estafa» (véase el Diccionario del argot de Víctor León). A la vista de los anuncios televisivos de la DGT, se diría que sus jóvenes destinatarios quedan incluidos en esta última acepción. Son los inconvenientes de la polisemia.
Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 17.11.07.
4 comentarios:
La asociación pavo=dólar estaba más que consolidada cuando se cambió al euro, y el parecido entre ambos desde el punto de vista del usuario de la peseta es evidente: comparativamente caro, dividido en 100 céntimos/centavos...
El día que escuché por primera vez la cuña publicitaria en la radio no sabía a qué se estaban refiriendo. En mi descargo, decir que eran las siete de la mañana y no estaba demasiado despejada, :-))
No me gusta. No me gusta nada. No me gusta ese colegueo del que hablas, como si la Administración procurase acercarse al joven ciudadano como el amigo de la infancia que se lo encuentra en el bar de la esquina de casa. Y lo que menos me gusta todavía es los ejemplos que ponen para motivar a los jóvenes a acogerse a la ayuda promocionada: que si por un pavo al día pude ir a no sé que convocatoria musical, que si por otro más podré ir también a una lejana ciudad europea para asistir a un concierto... vamos, como si el carnet de conducir hoy en día no fuese útil para otras muchas cosas, como arma de trabajo, para desplazarse por estudios... todas ellas más prioritarias a la hora del vivir día a día.
Por no decir que el hecho de tener carnet de conducir no lleva aparejado, como si ambas cosas fuesen juntas, el poder disponer de vehículo propio en la puerta de casa. Y además un vehículo en condiciones con el que poder cruzarse España y luego media Europa, con el carnet recién sacado.
Un saludo
Corrijo: "... lo que menos me gusta todavía son los ejemplos".
En "coruño" pavo significa chico.
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