Estas cosas pasan cuando el día de San Isidro cae en plena campaña electoral. Las fotos del día, impresionantes se miren por donde se miren, traen a la memoria dos palabras: «chulo» y «chotis». Corramos un tupido velo sobre la primera y aprovechemos tan festiva ocasión para rescatar un viejo texto que explica el origen de la segunda:
Chotis
El arquetipo del escocés en los chistes anglosajones aparece como la quintaesencia de la tacañería. En España, del tacaño se dice que es «más agarrado que un chotis». Nada que ver una cosa con la otra, en principio, pues la locución castellana juega con el doble sentido que se deriva de la apretura corporal en tan castizo baile madrileño. Pero el mundo es un pañuelo y a veces las palabras se encuentran donde menos lo imaginábamos. Con frecuencia el encuentro se produce tras un largo viaje como el que les refiero a continuación. En el siglo XVIII llegó a Francia una contradanza (que no es lo contrario de danza, sino una «country dance», es decir, un baile popular) de origen escocés al que el pueblo galo dio en llamar «écossaisse». Debido a su éxito, pronto llegó a Alemania y lo hizo por la puerta grande: Beethoven y Schubert compusieron ‘escocesas’ para piano. Se las llamó entonces «schotisch» (escocesa, en alemán). El género tuvo una considerable aceptación hasta mediados del siglo XVIII, cuando fue desplazado por la polca (por cierto, más checa que polaca). Pero entretanto corrió por toda Europa y fue en Madrid donde, ya entrado el XIX, causó furor entre los chulapos de verbena. Ya no era el escocés con su gaita, ni Chopin al piano, sino el organillero de turno quien ejecutaba el schotisch (ya «chotis») dándole al manubrio con no menos arte y gracia. Las faldas, aquí, las llevaban las mujeres y no los hombres. No corrían el whisky ni la cerveza, sino el popular aguardiente. Pero la música rompe fronteras. Y las palabras, como puede verse, también.
Chotis
El arquetipo del escocés en los chistes anglosajones aparece como la quintaesencia de la tacañería. En España, del tacaño se dice que es «más agarrado que un chotis». Nada que ver una cosa con la otra, en principio, pues la locución castellana juega con el doble sentido que se deriva de la apretura corporal en tan castizo baile madrileño. Pero el mundo es un pañuelo y a veces las palabras se encuentran donde menos lo imaginábamos. Con frecuencia el encuentro se produce tras un largo viaje como el que les refiero a continuación. En el siglo XVIII llegó a Francia una contradanza (que no es lo contrario de danza, sino una «country dance», es decir, un baile popular) de origen escocés al que el pueblo galo dio en llamar «écossaisse». Debido a su éxito, pronto llegó a Alemania y lo hizo por la puerta grande: Beethoven y Schubert compusieron ‘escocesas’ para piano. Se las llamó entonces «schotisch» (escocesa, en alemán). El género tuvo una considerable aceptación hasta mediados del siglo XVIII, cuando fue desplazado por la polca (por cierto, más checa que polaca). Pero entretanto corrió por toda Europa y fue en Madrid donde, ya entrado el XIX, causó furor entre los chulapos de verbena. Ya no era el escocés con su gaita, ni Chopin al piano, sino el organillero de turno quien ejecutaba el schotisch (ya «chotis») dándole al manubrio con no menos arte y gracia. Las faldas, aquí, las llevaban las mujeres y no los hombres. No corrían el whisky ni la cerveza, sino el popular aguardiente. Pero la música rompe fronteras. Y las palabras, como puede verse, también.
7 comentarios:
Me hace gracia pensar que aquí en Catalunya no tengamos una tradición tan CHULA como la de los madrileños en la que sin ningún pudor los políticos se disfrazan de madrileños. Aquí a lo único que se puede aspirar es a ver al "Señor Montilla" bailando sardanas disfrazado de cordobés y a Imma Mayol de pubilla bailando sardanas.
Saludos
Te linko
No deis ideas a Revilla, presidente de Cantabria, que es capaz de disfrazarse de anchoa..
Os invito a mi blog: http://amatia1985.blogspot.com
Pues la verdad no sabía lo del chotis, y eso que lo sé bailar. A ver si Esperanza y el otro se han tomado rosquillas listas, pues de las tontas tienen muchas.
No me resisto a poner un enlace con el artículo firmado por Elvira Lindo, hoy en El País:
http://www.elpais.com/articulo/espana/Tiene/razon/Don/Sebastian/elpepuint/20070517elpepinac_17/Tes
Excelente post. Ya conocía la etimología del chotis, pero me ha gustado esta relectura.
O sea, que los madrileños son más agarraos que un escocés scottish, ya verás como se enteren los catalanes. Se van a echar unas risas que no veas, jajajaja!!!
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