Una letra del alfabeto es un símbolo igual que lo es una bandera. Y los símbolos pertenecen a toda la colectividad que se siente representado en ellos o se comunica a través de ellos. Por eso nadie puede adueñarse de los símbolos, sean banderas, sean letras. Ni adueñarse, ni menos todavía hacer un uso indebido del signo correspondiente. Para las banderas hay una ley que establece normas, obligaciones y protocolos. Para las letras está esa parte de la Gramática que conocemos como Ortografía. ¿Está autorizado un presidente de Gobierno a saltarse las reglas ortográficas jactándose además de hacerlo? Yo diría que no, pero quizá soy demasiado escrupuloso. A quienes sostenemos que la acción política debe contener algo de pedagogía nos cuesta admitir ciertas licencias porque siempre tememos que los niños vayan a tomar nota, y más si las ven reflejadas en un vídeo cuyo protagonista adopta la actitud del buen padre emisor de consejos. En un país donde el idioma se despeña en caída libre empujado por las patadas que le propinan sus usuarios más conspicuos, sembrar confusiones sobre el empleo de la zeta es una frivolidad imperdonable. Pero por lo visto la campaña electoral del presidente Zapatero se va a apoyar en eso: en la Z inicial de su segundo apellido, elevada a la categoría de emblema y logotipo y colocada a tal fin allá donde no debiera estar, cerrando palabras como modernidad, seguridad, equidad, lealtad, solidaridad, humildad o verdad. Se ha lucido el asesor de turno con su ocurrencia. Los atribulados profesores de escuelas, colegios e institutos se estarán preguntando ahora con qué autoridad (con d) podrán reprender a los estudiantes que cometan esos errores de prosodia y de escritura si el presidente del Gobierno tiene a gala incurrir en el mismo defecto. Desde hace mucho tiempo estamos acostumbrados a que todas las campañas electorales sean campañas de imagen. Sabemos que las formas importan más que los contenidos. Que se trata de seducir y no de convencer, de atraer y no de razonar. La campaña que nos viene ya parece apuntar no sólo en esa dirección, sino en el reforzamiento del culto a la personalidad. Un Rajoy envarado, solemne y señorial frente a un Rodríguez Zapatero desenvuelto, jovial y simpático. Uno, arropado en la bandera; el otro, catapultado por una zeta puesta en todas partes como estocada de El Zorro. ¿No tiene todo esto algo de mensaje para tontos? ¿No será esta zeta despendolada el símbolo de otra cosa, de una especie de llamada a la zafiedad, a la ligereza, a la puerilización de la política? Ya digo que tal vez exagero, pero cada uno es hijo de sus debilidades y una de las mías es el respeto por el idioma. Y además, no olviden que también zoquete se escribe con zeta.
Publicado en El Correo, 20.10.07, y en El Norte de Castilla, 21.10.07.
10 comentarios:
Es un recurso publicitario, una licencia bastante acertada que se basa en la manera en que se pronuncia la -d al final de palabra en el centro de España. Quién no comete vicios de prosodia cuando habla basados en su variedad dialectal del español. Incluso un presidente del gobierno puede hacerlo. Y liga su acento con su apellido y lo hace su símbolo publicitario. Mejor eso que no coger una bandera y apropiarte de ella...
Y los niños que lo vean en la tele... Bueno, aprenderán a identificar a un castellano por su acento igual que cuando oigan "he cambiau" lo ligarán a alguien del norte, entre otros ejemplos.
¡Pues vaya con la publicidad! Antes se justificaban algunos excesos con el argumento de que eran "licencias literarias". Ahora parece que la bula no la tiene la literatura, sino la publicidad. Según esa regla, podemos hacer el chorra porque en los anuncios salen muchos graciosillos, o mentir como bellacos porque la publicdad abusa de las hipérboles.
Es que lo que no hay que hacer es confundir la publicidad con la vida real, por eso los anuncios de coches aclaran que están rodados en circuito cerrado y por eso sólo sale ese coche en la carretera.
Respecto a la campaña de la Z, me parece un punto idiota resaltar precisamente un defecto que alguien que es presidente o aspira a serlo debería evitar a toda costa.
A mí la campaña me parece que intenta ser graciosilla sin conseguirlo, pero me molesta que se hagan chistes a cuenta de la ortografía. Bastante castigada está la pobre, como para despistar aún más a esos adolescentes que ya tienen serios problemas para distinguir entre 'b' y 'v', 'g' y 'j' y 'c' y 'z'.
A mí, como soy un antiguo, me molesta el culto a la personalidad que exuda la campaña. Zapatero, el nuevo Mazinger Z, va a salvarnos de los malos. En él debemos poner todas nuestras esperanzas e ilusiones. ¡Pero si en el anuncio parece un robot, como Mazinger! Está visto que la simplificación brutal de las campañas exige mensajes de este jaez, de una infantil personalización de las fuerzas políticas. Z, no seas tan americano, por favor.
Completamente de acuerdo con el autor del post. El desprecio por la ortografía del presidente sólo es comparable al desprecio que, por el conocimiento en general, tienen las leyes educativas que venimos sufriendo.
Lo peor del anuncio es que Zapatero explica que se trata de un anuncio graciosete, informal. Necesita advertirlo, porque por sí solo...
El responsable de la broma dio ayer una explicación de esas que hacen decir "con azúcar está peor". Respondió a los reproches que le hacía Juan Luis Cebrián sobre su asesinato ortográfico con la siguiente falacia: "Prefiero jugar con las palabras que atacar con ellas". No vale, en primer lugar porque hay otra alternativas (a las palabras también se las puede estudiar, cuidar, respetar, sacar partido, qué se yo), y después porque lo de la Z por todos lados no es un juego, sino una mala ocurrencia.
El responsable de la broma dio ayer una explicación de esas que hacen decir "con azúcar está peor". Respondió a los reproches que le hacía Juan Luis Cebrián sobre su asesinato ortográfico con la siguiente falacia: "Prefiero jugar con las palabras que atacar con ellas". No vale, en primer lugar porque hay otra alternativas (a las palabras también se las puede estudiar, cuidar, respetar, sacar partido, qué sé yo), y después porque lo de la Z por todos lados no es un juego, sino una mala ocurrencia.
Esta imbeZilidad tenía precedentes. ¿A nadie le había llamado la atención la neZia Z de la consorte principesca, LetiZia?
Dios los cría y ellos se juntan. Y nosotros los padecemos.
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