Los contables medievales recurrían al método del contrarotulus para revisar las cuentas mediante un registro duplicado. De ahí salió la voz control, que pronto evolucionaría hacia su actual acepción de 'comprobación', 'inspección' o 'vigilancia' para adoptar, más tardíamente, el significado de 'dominio' o 'mando'. Funciona como verbo transitivo que lleva el complemento de la cosa controlada: «el piloto controla los mandos de la nave», «hay que controlar el gasto público», «su trabajo consiste en controlar las entradas y salidas del edificio». Admite asimismo un uso pronominal cuando se refiere al autodominio de las reacciones e impulsos propios, sin necesidad de ir acompañado por otros complementos: «las personas adultas saben controlarse», «si salís de fiesta, controlaos». Pero recientemente los usos coloquiales han ampliado el área semántica de controlar convirtiéndolo en verbo de conocimiento, sinónimo de saber, conocer o entender («no controlo el inglés», «no me hace falta el manual de instrucciones, ya controlo el programa»). Y, al mismo tiempo, la acepción pronominal ha ido perdiendo poco a poco el pronombre, especialmente cuando se emplea en primera persona. El escueto «yo controlo» es una expresión de suficiencia y de falsa seguridad que en determinadas circunstancias hace temer justamente lo contrario: que quien lo dice haya bebido más de la cuenta o que no esté en condiciones de ponerse al volante del coche. De modo que controlar se ha vuelto un verbo aventurero que se rebela contra los corsés de la semántica heredada en busca de nuevos horizontes. Controlar se ha convertido, en definitiva, en un verbo descontrolado.
3 comentarios:
Así es. Extraordinario análisis léxico-semántico. Salud(os).
la primera incursión del control en nuestras tierras hispánicas vino (creo) de la corte borgoñona de Felipe el Hermoso, cuando al veedor se le empezó a llamar por imitación de los usos foráneos "contralor" (Contreleur). La palabra contralor con la acepción de inspector de cuentas públicas sigue viva en varios países latinoamericanos como atestigua el CREA de la Real. Sin embargo el CORDE le da un buen 51 % a España en el uso de la palabra y con casos no tan antiguos como se podría suponer.
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