6 de febrero de 2011

Diminutivos navarros

Como la mayoría de mis paisanos, empleo mucho el -ico. El diminutivo, quiero decir. Aunque estoy acostumbrado a cambiar de registro, cuando salgo fuera me descubro a menudo pronunciando ese sufijo delator que tanta gracia hace por ahí. No lo puedo evitar. Consigo ocultar los localismos, abstenerme de caer en condicionales del tipo «si estaría» y racionar al máximo los «pues» al final de pregunta. Pero el -ico me sigue a todas partes y en cuanto bajo la guardia me irrumpe en la boca para ponerme en evidencia. Creo que, después de tanto esfuerzo en vano por quitármelo de encima como quien trata de sacudirse el pelo de la dehesa, he llegado a la resignada conclusión de que tampoco es tan mala compañía. Tiene su encanto, ¿no creen? Un poco pueblerino sí que suena, pero desde que supimos que también lo usan los colombianos, y los cubanos, es como si hubiera adquirido un aire más interoceánico y cosmopolita. Así que su empleo en pequeñas dosis puede resultar hasta enriquecedor. Sobre todo cuando da cauce a la expresión de los afectos, como una palmadita cariñosa en el hombro del sustantivo, como una sonrisa dibujada en la estela de los epítetos o de los adverbios. Sí, los diminutivos con sabor local tienen su punto. Pero antes de que los profesores de lengua recorten este artículo para triturarlo en la clase de comentario de texto, déjenme advertirles que esto no es un elogio de los icos a discreción. Al contrario, me sulfura oírlos usados como estandartes identitarios, como gritos de pertenencia, como emblemas de adhesión al terruño. Hablar de navarricos, esparraguicos, txistorricas o pamplonicas puede estar bien para dar un toque de color en las reuniones familiares o en las conversaciones de barra de bar, pero no tanto cuando se convierte en un acto de ostentación verbal con ribetes patrióticos. Háganme caso: no malgasten en fatuas retóricas ese tesoro dialectal. Resérvenlo para cosas pequeñas y simples como tomar un cortadico con los amigos. O jugar con los nieticos. O, qué sé yo, poner la última palabra en una columnica.

Publicado en Diario de Navarra, 5.2.2011

4 comentarios:

elmudo dijo...

¿Y por qué no un poco de libertad, y de naturalidad?

Eliza Zapata dijo...

Yo soy colombiana... nuestro acento no es muy conocido en el resto de Suramérica, así que cuando viajo rara vez la gente me ubica. En una ocasión estaba comprando artesanías en Arequipa y el vendedor me descubrió justamente por decir "chiquitico".... "¡Colombiana!" dijo muy alegre.
No sabía que en España también utilizaran este tipo de diminutivos.

Anónimo dijo...

Elisa, el -ico se emplea en España pero solo en determinadas áreas geográficas. El post habla de Navarra. También se dice mucho en Aragón, en parte de la Rioja y en Murcia.

Pedro A. dijo...

En Colombia, Cuba y Venezuela se dice chiquitico o gatico, pero no esparraguico o columnica. Allí solo las palabras terminadas en "to" o "ta" tienen diminutivo en "tico" o "tica".

"Pajarico chiquitico" aparece 15.200 veces en Google, pero lo que realmente dijo Nicolás Maduro fue "pajarito chiquitico" (68.300 veces).