21 de abril de 2010

Proselitismo

«Ribéry sabéis que aparece involucrado en ese proceso por presunto proselitismo que acusa al futbolista francés de visitar un prostíbulo donde había chicas menores de 18 años» (José Ramón de la Morena, El larguero, 21 abril 2010).

O sea que, según el rey de las ondas, el futbolista francés presuntamente acudía a la la casa de tolerancia con el noble propósito de ganar seguidoras para su equipo. Lo que no se entiende es que las autoridades le persigan por eso.

(O tal vez dijo prosenitismo, que tiene más mérito. Juzguen ustedes).

19 de abril de 2010

SOCIOLÓGICO, ANTROPOLÓGICO


Lo del «experimento sociológico» era, más que una definición eufemística, un ardid verbal para ennoblecer lo intolerable. Si en algún momento llegó a colar fue debido a ese raro efecto de seriedad que causan entre la gente cateta los vocablos que reúnen dos características al mismo tiempo: esdrújulos y polisílabos. Su significado era lo de menos. Es normal que ahora la presentadora, crecida sobre su pedestal de basura, dé otro pasito en el camino de la jactancia y avance de lo «sociológico» a lo «antropológico». No se llamen a engaño. No hay aquí un debate disciplinar de ciencias humanas comparadas. Antropológico supera a sociológico por la sencilla razón de que la palabra tiene una sílaba más. Pero lo cierto es que Milá se ha quedado corta. Lo suyo no es sociológico ni antropológico; es pura y simplemente escatológico.

AERÓDROMOS Y AEROPUERTOS

La nota de hoy de la Fundéu dice así:

»La Fundación del Español Urgente explica que aeródromo no es sinónimo de aeropuerto.
»En las noticias sobre el cierre de aeropuertos europeos como consecuencia de la nube de polvo volcánico producida por la erupción de un volcán en Islandia, la Fundéu BBVA ha observado que se usa
erróneamente el término aeródromo con un significado que no es el suyo.
»Un aeródromo, según la definición reconocida en los organismos internacionales de aviación civil, es aquella área destinada total o parcialmente a la llegada, salida y movimiento en superficie de aeronaves.
»Por el contrario, un aeropuerto es un aeródromo que cuenta con instalaciones permanentes dedicadas al transporte aéreo comercial.
»
No es correcto
hablar, por ejemplo, del «aeródromo de Barajas», del «aeródromo de Gatwick», ni del «aeródromo del Prat», y mucho menos cuando a continuación se expone una noticia referente al transporte de pasajeros, ya que en esos casos se trata de aeropuertos.
»Se recomienda que se tenga en cuenta esa diferencia y que no se
caiga en el error de usar como sinónimos dos términos que no lo son».


Según el DRAE, aeropuerto es hipónimo de aeródromo. La propia Fundéu precisa en su nota que un aeropuerto «es un aeródromo que cuenta con instalaciones permanentes dedicadas al transporte aéreo comercial». A pesar de eso, insiste en que llamar aeródromo a un aeropuerto es erróneo e incorrecto. No se limita a recomendar el uso diferenciado de uno y otro término, cosa que parecería juiciosa: condena un uso que en rigor es perfectamente admisible. De donde se deduce que la Fundéu publicará próximamente una nota donde advierta de que no se puede hablar de calzado para referirse a los zapatos, ni de árbol para mencionar el alcornoque, ni de peces para llamar a las truchas.

18 de abril de 2010

TALLER


«Alonso entró en el taller cinco veces». En el taller. ¿Es cierto lo que leen estos ojos? ¿No era «en boxes»? Por una vez alguien devuelve a las cosas el derecho a ser llamadas con su propio nombre en el idioma correspondiente. Si además quien lo escribe es un cronista deportivo, el mérito es mayor. El automovilismo nos abruma con sus excesos anglicistas. Si no estás introducido en el cotarro, a la salida de una curva te puede atropellar cualquiera de esos pole position, graining, paddock, pit lane o chicane que corren a todas horas por sus circuitos. Sin embargo, saber que un piloto entra «en el taller», en vez de hacerlo «en boxes», alienta la esperanza de un incipiente retorno al castellano. Y no sólo recuperamos la palabra «taller», sino que además se le pone el artículo que faltaba en «entrar en [los] boxes».

16 de abril de 2010

*ABSORVER


Si así se escribe en la televisión pública ¿con qué argumentos censurar la desidia idiomática en las privadas?


(Comando actualidad, TVE, 14.04.2010)

15 de abril de 2010

A LA SAZÓN

La «satio» latina era la sementera, el tiempo de sembrar. Por extensión, el punto de madurez de las cosas, el momento en que algo alcanzaba la perfección o el estado ideal. Del acusativo de satio («sationem») derivó en castellano «sazón», que a su vez dio origen a «sazonar» (dar a los alimentos el sabor adecuado antes de servirlos en la mesa). Y con «sazón» se construye también la locución adverbial «a la sazón», de uso literario y en cierto modo rebuscado, que viene a significar ‘en aquel tiempo’, ‘entonces’, expresando la coincidencia transitoria de dos acciones o situaciones. En la mayoría de casos en que se recurre a la fórmula es para indicar un estado que concierne a una determinada persona en un momento dado, bien sea un cargo o título («Camps, a la sazón ministro del gabinete de Aznar», «Blanco, a la sazón vicepresidente del PSOE»), bien una circunstancia de cualquier orden («la agredida, a la sazón clienta del establecimiento», «el novelista, a la sazón estudiante de bachillerato»). Sin embargo, la locución va quedando en la incierta frontera de los arcaísmos porque ya no resulta familiar a buen número de hablantes. Tal vez esa sea la explicación de algunas anomalías que se cometen en su empleo. La principal de todas ellas es la que la despoja de la referencia temporal para transformarla en un enlace explicativo. Así, por ejemplo, al decir «el juez, a la sazón alguien que debería conocer la legislación vigente» o «doña Rosario, a la sazón su tía», se alude a dos circunstancias permanentes que no dependen de un momento dado. Otra tendencia frecuente consiste en aplicarla a circunstancias presentes y no pretéritas como dispone su significado cabal. Aunque no se trate de un error grueso, parece un cierto contrasentido decir «Messi, hoy a la sazón máximo goleador». Conviene evitarlo, pues en materia de lenguaje también cada cosa tiene su sazón.

Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 10.04.2010.

14 de abril de 2010

El derrumbe del idioma


Fernando Vallejo, por Loredano


«Yo he visto a mi idioma derrumbarse, volverse un adefesio incorrecto, feo, perverso, sin expresividad, sin gracia. Y no sólo aquí. Lo he visto derrumbarse en España, en Argentina, en México, en todas partes. He visto cómo se volvían incomprensibles las palabras más usuales de la vida. Tumbar una joya arquitectónica es una pérdida, pero la pérdida más grave es la del espíritu. Y Colombia acabó con el espíritu. Antes uno nacía en este país de gramáticos y le inculcaban el idioma y era parte de uno mismo y uno lo sentía como el aire que respira».


(Fernando Vallejo, en Babelia, 10.03.2010)

10 de abril de 2010

Español neoyorquino


El aviso invita a la delación en un perfecto español. No se sabe de qué espantarse más: de los extremos a que ha llegado la condena del fumador o de cómo el castellano se está expandiendo por los Estados Unidos.


(Nueva York, marzo 2010. Cortesía de A.)

9 de abril de 2010

Latín macarrónico


Bueno, al parecer esto es lo que hay. Que Júpiter nos coja confesados.

8 de abril de 2010

*BALEARIOS



Hipótesis 1.- Probablemente se trate de una errata. Pero en ese caso el folleto tendría que haber sido retirado de la circulación y editado de nuevo. Un particular tal vez no, pero las entidades bancarias pueden permitírselo.


Hipótesis 2.- La oferta está limitada a balnearios sitos en las Islas Baleares. Pero entonces alguien anda mal en Geografía, pues Andorra cae más bien en los Pirineos.


Hipótesis 3.- Ahora que tanto abunda el turismo de riesgo y aventura, los balearios tal vez sean balnearios donde se tirotea a la gente para amenizarle la estancia. Pero la cara de tranquilidad de la modelo no apunta en esa dirección.


Hipótesis 4.- Haciendo honor a su denominación, la entidad promueve el ahorro hasta en las cosas más nimias. Una costumbre convertida en deformación profesional. O en ejemplar pauta de conducta empresarial. Consonante a consonante uno puede ir haciéndose con una fortunita.

VACAS FLOJAS


Entre las vacas flacas y las vacas locas hay un término medio que aúna la debilidad y la enfermedad. En las actuales circunstancias no deja de ser un acierto, si bien se mira:

(europapress.es, 24.03.2010)


6 de abril de 2010

*CRUCIFICCIÓN



En torno a la Semana Santa es inevitable encontrar en los periódicos estas pinceladas de ingenio. Si a todo sufrimiento prolongado tendemos a aplicarle la metáfora del «viacrucis», ¿por qué no llamar crucifixiones a los desenlaces fatales, como el del Cholo Simeone? Finalmente no podrá comer el turrón al frente del San Lorenzo en la enloquecida Liga argentina. Pero el toque de la noticia está en una crucificción que parecería una ejecución de mentirijillas, ficticia, inventada, si no fuese porque el dimitido míster ha reconocido: «Está bien, no da para más». En bíblico, «Consummatum est» (Juan, 19, 30).

Libros *libianos


Impresos en Libia, se supone.

5 de abril de 2010

Palabra de cine


Si nuestros mayores subrayaban las situaciones de la vida con frases extraídas del Tenorio o La vida es sueño, nosotros nos abastecemos de citas textuales de La guerra de las Galaxias o Lo que el viento se llevó. También en esto la cultura del cine ha desbancado a la del teatro. José Luis Borau ha dado fe de ello en su último libro: Palabra de cine. El realizador aragonés explica cómo las expresiones del celuloide han penetrado en el habla de la época más allá de lo que imaginábamos, hasta el punto de que ya no es posible exclamar «Nadie es perfecto» sin que al fondo se vislumbre la peluca de Jack Lemmon en Con faldas y a lo loco, ni resistirse a la tentación de soltar un consolador «Siempre nos quedará París» para afrontar las adversidades como Humphrey Bogart en Casablanca, ni dejar de recordar a E. T. cada vez que alguien recuerda su hogar con un nostálgico «Mi casa». Tan hondo están muchas frases del cine instaladas en nuestro inconsciente, que a algunas les sucede lo mismo que a otras de origen literario: que el uso las ha pervertido. Y así, igual que Cervantes jamás puso en boca de su hidalgo aquello de «Con la Iglesia hemos topado», tampoco Ingrid Bergman dice al pianista «Tócala otra vez, Sam». El celuloide forma parte no sólo de nuestra memoria sentimental, sino de la memoria lingüística de varias generaciones. Unas decían cosas como «no te enrolles, Charles Boyer» o «a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre», y otras han incorporado a la comunicación cotidiana «Este puede ser el comienzo de una buena amistad», «¡Más madera!» o «Que la fuerza te acompañe». El idioma siempre se ha nutrido de los entretenimientos populares, desde los juegos de azar hasta la tauromaquia y desde las representaciones teatrales hasta el fútbol. El cine, como demuestra Borau en su libro, no podía faltar a la norma.

Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 27.03.2010.

3 de abril de 2010

Un raro llamado González Ruano


Se ve que las nuevas generaciones de periodistas ya no han oído hablar de quien hasta hace poco fue tenido por maestro de articulistas, a este lado y al otro del Océano. Ruano se ha convertido en Roaro, lo que viene a ser casi lo mismo que raro.


(Milenio.com, México, 2.04.2010)

2 de abril de 2010

CERÚLEO


Es cosa sabida la diferencia entre «céreo» (‘del color de la cera’) y «cerúleo» (‘del color azul, propio del mar, de los cielos despejados, de los grandes lagos’, según la lírica definición del DRAE). Pero ¿cómo resistirse a la tentación pedantesca, incluso en una crónica de fútbol? Lo curioso del caso es que hubiera bastado con el primero de los adjetivos, sin lanzarse a las procelosas aguas de la literatura enfática para acabar incurriendo en penalti. Total: que por obra y gracia del cronista, el merengue acabó traspasado al Celta de Vigo, como quien dice.


(El País, 15.03.2010)

INCRÉDULAS


Imprudentes, temerarias, inconscientes, insensatas, descuidadas tal vez, pero ¿incrédulas? Hay quien sostiene que el topónimo Tamaulipas significa 'rezar mucho'. Eso puede explicarlo todo.


(EnLineaDirecta.info, Tamaulipas (México), 31.03.2010)

1 de abril de 2010

EQUIS


Matemática, enigmática, aristocrática. Así calificaban la letra ‘x’ Gregorio Salvador y Juan Ramón Lodares en su ‘Historia de las letras’. Matemática, por tratarse de un signo de uso preferente en el álgebra y por ser el primer número redondo (el diez) de la numeración romana. Enigmática, por servir para indicar la incógnita, lo desconocido, lo que no acaba de mostrar su identidad. Y aristocrática en la medida que parece ennoblecer aquellos términos en que ocupa el lugar de la ‘j’ (Xerez, México, Ximénez). Cuentan que a Valle-Inclán, entrevistado al pie del barco que le iba a trasladar a México, le preguntaron por qué viajaba a aquel país, a lo que él respondió: «Porque se escribe con x». La equis es algo más que un símbolo del montón, y tal vez por eso el idioma le ha permitido la rareza de dar a su nombre nuevos usos. En frases como «dentro de equis años sólo habrá coches eléctricos» o «necesitamos equis personas para hacer el trabajo», «equis» ha pasado a ser un adjetivo numeral. Viene a señalar la existencia de un número de unidades indeterminado, pero contable, que el hablante no puede precisar. Sin duda es un uso traído del valor de la letra x en el lenguaje de las ciencias. Los matemáticos árabes empleaban la palabra «sayun» (‘algo’, ‘cosa’) como símbolo de lo incógnito, y en sus escritos abreviaban esa palabra reduciéndola a la letra ‘x’. En «equis años» o «equis personas» el adjetivo mantiene la idea de lo incógnito, como un número que no nos es dado conocer pero que está ahí, a la espera de ser descubierto. Los «equis años» serán alguna vez ocho o veinte. Las «equis personas» podrán contarse y serán cuatro o nueve. Por eso parece dudoso el empleo, tan de moda, del adjetivo «equis» junto a nombres no contables: «equis tiempo», «equis gente». No caben un «doce gente» ni un «cuarenta tiempo» que permitan el uso numeral de la palabra. ¿Incorrecto, por tanto? Otra incógnita, como no podía ser menos tratándose de la equis.

Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 20.03.2010