31 de enero de 2010

La coma



(España Directo, 31.01.2010)

Titulares de enero

Dejo unas cuantas perlas halladas este mes que termina en periódicos de aquí y allá:



El autor del delito se convierte, por inercia periodística, en el autor, sin más. Tendrá que llamar a un abogado de la SGAE para que lo defienda.





El campanazo, sí, porque lo que es la campanada...






ABC se apunta a la moda de titular sin partículas ... Y aquí no cabe la excusa de siempre, la del maldito espacio. Al tratarse de una noticia digital, queda sitio para artículos, preposiciones e incluso adjetivos, si fuera menester.




Magnífico. Y el resto de la noticia no tiene desperdicio.




Otra costumbre reciente: introducir coloquialismos en las noticias.





Es ya tan frecuente que aburre volver a decirlo. Los efectivos no se numeran, los efectivos son otra cosa.


Conexión inhalámbrica, sí. Por vía nasal.




E inhalámbrico, también en masculino.












Crecimiento negativo, un oxímoron bastante repetido. En cuanto al *incapié, sin comentarios.

27 de enero de 2010

REVULSIVO


«Revulsivo» es un término propio de la medicina y de la farmacia que se aplica a ‘todo aquello que provoca o produce revulsión’. Y la revulsión es, según el DRAE, un medio curativo consistente en «producir congestiones o inflamaciones en la superficie de la piel o de las mucosas, mediante diversos agentes físicos, químicos y aun orgánicos». Son revulsivos, por ejemplo, los purgantes y aquellos otros remedios que producen un mal menor con el fin de provocar una reacción de defensa contra otro mal peor. Hoy crece su empleo metafórico en otros ámbitos, como el de los deportes de competición: «El gol recibido por el equipo actuó como revulsivo para sus atacantes». O en las relaciones personales: «La reprimenda de sus padres fue un revulsivo para que se esforzase más en los estudios». Sin embargo, cada vez es más frecuente encontrarlo como erróneo sinónimo de «estímulo» en el sentido positivo de la palabra: «Este premio literario va a ser un revulsivo para la prometedora carrera de Fulano»; «El gol marcado [no el recibido] actuó como revulsivo para sus atacantes»; «La subida de sueldos fue un revulsivo que mejoró la productividad». No: en estos casos ha de hablarse de «aliciente» (‘cosa agradable que anima a hacer algo’, según María Moliner), «impulso», «refuerzo» o «estímulo». Para usar «revulsivo» con propiedad es necesario que haya habido un daño, por pequeño que éste sea, a resultas del cual el perjudicado cobra fuerzas, se ve espoleado, toma una decisión o pone mayor empeño y firmeza en su propósito. En cierto modo, para que algo sea revulsivo tiene que resultar al menos un poco «repulsivo».

ECUAVÓLEY


26 de enero de 2010

La ¿profesión? va por dentro


Bien mirado, puede ser un acierto expresivo. La cronista explica que su entrevistada está exhausta pero lo disimula, es decir, que «la procesión va por dentro». Y al mismo tiempo quiere destacar cómo deja de lado la fatiga para mostrar su despacho y hablar de las cosas del cargo, de esa «profesión» que lleva en la sangre. ¿Por qué, pues, no tomarse la licencia de transformar la frase proverbial para darle más sentido? También el idioma sabe hacer virtud de la necesidad.

25 de enero de 2010

TORTILLA ESTATAL


El bar Izaro de Bilbao conquistó el título de campeón de España de tortillas de patatas (también llamada «tortilla española») del año 2009. Y lo anuncia en sus vitrinas tal como puede verse en la foto. En el local sirven un pincho de tortilla formidable, pero el cliente, que ha leído el reclamo de «tortilla estatal», percibe al comerlo un cierto saborcillo a papel del BOE. Será aprensión.


(Bilbao, 16.01.2010)

24 de enero de 2010

STATU QUO



La posición socioeconómica de una persona, su poder adquisitivo o la mayor o menor fortuna de que disponga suele ser designada con el nombre latino de «estatus», que bien pudiera ser sinónimo de ‘clase social’. El término se emplea preferentemente para los niveles más altos de la escala («disfruta de un estatus privilegiado», «gracias a su trabajo ha subido de estatus»), pero nada impide aplicarlo también a situaciones menos acomodadas. Muy diferente es otro latinajo en apariencia próximo: «statu quo». Es locución de empleo restringido para los asuntos de política internacional, si bien puede extenderse a otras situaciones donde se quiera hablar de equilibrio entre fuerzas, de calma más o menos estable o de situación mantenida sin variaciones a lo largo de cierto tiempo. En estricta observancia del latín sería preferible completarlo con la preposición: «in statu quo», pero empleado como sustantivo admite perfectamente la forma conocida. Lo que resulta incorrecto es agregar esa –s final de «status», tal como se hace a menudo y como hizo un conocido grupo musical británico: «Status Quo». Literalmente significa ‘en el mismo estado’, ‘en el estado actual’, luego debe mantener la terminación en vocal propia del ablativo latino. Y otra aclaración respecto a su fonética: por el mismo respeto al latín, la segunda parte de la fórmula ha de pronunciarse con acento en la o, y no rompiendo el diptongo con el acento en la u. Es cosa sabida de antiguo, pero se ve que hay que repetirla mientras sigamos oyendo hablar de “estátus cúo” (sic) una y otra vez.

21 de enero de 2010

CHULETA


«Chuleta» es un viejo término del argot estudiantil que se mantiene hoy día en toda su plenitud. Pero el lenguaje burocrático de las universidades ya lo asedia y propone otras formas de denominar ese minúsculo trozo de papel que tantas vidas académicas ha salvado, que tantos aprobados ha procurado, que tanta picaresca estudiantil ha sostenido. Aunque la tecnología suministra nuevos artilugios y procedimientos para copiar en los exámenes, la chuleta sigue reinando en nuestras aulas. Por eso, cuando los reglamentos de la Universidad de Sevilla hablan de «objeto material involucrado en una incidencia», todos sabemos que se refieren a las entrañables chuletas, sea por la vía del sinónimo, sea por la del hiperónimo.

20 de enero de 2010

*TRIPLETE de Ronaldinho



Seguramente los cronistas no son conscientes del prodigioso acontecimiento, pero lo que están contándonos en realidad es algo que no suele ocurrir en los campos de fútbol: que Ronaldinho consiguió una secuencia de tres nucleótidos en un ácido nucleico, y en concreto en un ARN mensajero. Porque es eso lo que significa la voz «triplete». Si pretendían referirse a un conjunto de tres cosas (tres goles, por ejemplo), el término apropiado es «tripleta». Quizá parezca raro, pero así es el léxico del español y no hay razón para cambiarlo.

19 de enero de 2010

Hartas de poner rabitos


Aunque se preste a malentendidos, el eslogan es inocente. Corresponde a una campaña feminista a favor del «lenguaje inclusivo» y de la llamada «igualdad de género» en el uso del idioma. Viejo asunto, en el que no dejan de tener alguna razón ni quienes denuncian los excesos sexistas ni quienes defienden la inalterabilidad de unos signos gramaticales tras los cuales no hay intención discriminatoria alguna. Pero es lógico que los/las inspectores/as de igualdad estén hartas/os de enmendar morfemas a diestro y siniestro, y en particular de tener que poner femeninos «rabitos» (no es un oxímoron) para que las opresoras oes no se impongan sobre las marginadas aes. Si creen que esa es la fórmula, no debe extrañar que insistan en ella. Pero en el lema de la campaña hay más que palabras: tanto como el componente verbal importa el icónico. Vean la forma de rematar el texto con la imagen de un objeto portador de rabito. Encantador, ¿no les parece?

18 de enero de 2010

EFECTIVO


Oído en una parada de autobús:


―¿Encontraste trabajo, pues? ¿Y qué haces?
―Soy efectivo, desde hace dos años.
―¿Efectivo?
―Sí, efectivo del Ejército.


Tarde o temprano, tenía que ocurrir. Lo que empezó siendo una imprecisión estereotipada y luego pasó a convertirse en un tópico periodístico se ha empezado a instalar en el habla común como eufemismo profesional.

16 de enero de 2010

DELANTE *SUYO



El error está en añadir al adverbio ese incorrecto posesivo suyo, pero queda agravado porque en este caso es innecesario. Con decir simplemente «tenía delante» hubiera bastado: ya queda claro que tenía la habitación delante de él.


(El País, 16.01.2010. Cortesía de P.)

14 de enero de 2010

ERIGIR

La plaza se erige campeona. Premio para la plaza.

(Diario de Noticias, 12.01.2010)

*DESHAUCIO




La palabra desahucio ya es fea por lo que representa, pero hay quien consigue hacerla aún más desagradable cambiándole de lugar esa hiriente hache.

13 de enero de 2010

ENGELANTE


Ya se sabe que las palabras de la meteorología dan mucho juego en las conversaciones de ascensor, pero también en los blogs de desocupados maniáticos del idioma. He aquí uno de esos vocablos. Engelante. La prensa de hoy habla de «lluvia engelante» para describir un curioso fenómeno que, al menos en mi tierra, ha hecho las delicias del gremio del automóvil, sector talleres de chapa y pintura. Un buen estropicio. Yo creo que la lluvia engelante es la «lluvia helada» de toda la vida, pero dicho de forma más técnica tal vez. Aquí se ha formado una tertulia sobre el asunto, donde interviene gente de buen criterio. En otros sitios se da una explicación más técnica. La lluvia engelante ocasiona otro sintagma nuevo: el «hielo negro». Y cerca de ella está también la cencellada, de la que hablábamos el pasado invierno. Lo dicho, que el tiempo es un buen tema de reflexión filológica.

HAITÍ


La Fundéu, siempre dispuesta a facilitarnos el trabajo, acaba de enviar el siguiente mensaje que por su extraordinario interés me permito reproducir aquí:

«La Fundación del Español Urgente considera oportuno informar de que la forma correcta de escribir el nombre del país antillano afectado por un terremoto la pasada noche es Haití».

Una aclaración necesaria. Hasta no recibirla me debatía en un mar de dudas sobre si tenía que escribir Ayti, Haithi, Ahiti, Aityh o Haýti. Se agradece.

12 de enero de 2010

*Cocreta




No se escandalicen. Es un nombre de marca. De marca de camisetas. Da la impresión de que los creadores utilizan a propósito el vulgarismo para aprovechar el impacto de la informalidad y el desenfado en su clientela potencial, se supone que juvenil. Leyes del naming. Queda por saber si los usuarios captarán el chiste o, por el contrario, en caso de tener éxito el producto se impondrá el metaplasmo cocreta entre las nuevas generaciones. Cosas más raras se han visto.

11 de enero de 2010

*DESHECHOS


Puestos a buscar excusas, fíjense en las cajas: un poco deshechas sí que están, ¿no les parece?


Diario de Noticias, 11.01.2010

TIRITAR


Me preguntan si este titular es correcto. ¿Y por qué no iba a serlo? Es cierto que los manuales de estilo y de bien hablar suelen acudir a «tiritar de frío» como ejemplo usual de redundancia, teniendo en cuenta ―dicen― que sólo se puede tiritar por efecto del frío. Pero no es así. El DRAE define tiritar como ‘temblar o estremecerse de frío o por causa de fiebre, de miedo, etc.’ Señala tres motivos distintos de las tiritonas y deja abierta la posibilidad de otros más. Para María Moliner tiritar es ‘temblar de frío o por efecto de la fiebre’. Y Seco propone ‘temblar de frío o de miedo’. Así que el complemento «de frío» añade una precisión semántica tal vez innecesaria en estas circunstancias, pero en modo alguno redundante. ¿O sí?

10 de enero de 2010

PARÁSITO

James Ensor, El banquete del hambre, 1915.

Fuera del reino animal llamamos «parásito» al individuo molesto e indeseable que se aprovecha del trabajo de otro sin dar ni golpe, que vive a expensas del sudor ajeno y que manifiesta una extrema habilidad a la hora de arrimarse a los buenos, es decir, a aquellos de quienes puede obtener mayor beneficio. Es, claro está, una metáfora sacada de la zoología. No sin acierto, pues los parásitos humanos actúan a semejanza de piojos, lombrices, termitas y otros simpáticos bichitos. Pero el origen de la palabra «parásito» es más honroso. Viene del griego «parasitós», voz formada a partir del prefijo «para» (junto a) y el lexema «sitos» (trigo). El término se aplicó inicialmente a ciertos empleados públicos de alto rango a quienes se encomendaba el control de las cosechas de cereal y de la elaboración del pan, dos de los pilares de la economía del Estado y del bienestar de sus ciudadanos. Por la importancia de su misión y por la fama de hombres íntegros que les acompañaba, los «parásitos» gozaban del máximo reconocimiento social, lo cual les llevó a ocuparse también de la preparación de banquetes rituales. Al «parasitós» se le atribuía un exquisito buen gusto y un paladar digno del mayor sibarita. De ahí surgió la tendencia a llamar «parásito» al invitado en la mesa, y, más tarde, a cualquier comensal. Pero, dado que los invitados comen a costa de otros, «parásito» fue poco a poco deslizándose hacia el territorio semántico de lo que hoy llamaríamos «gorrón». Es decir, que de un vocablo elogioso salió una acepción despectiva y envilecida. El capricho de los cambios de significado hizo que el funcionario de prestigio se transformara con el tiempo en un despreciable aprovechado. Alguien dirá que las palabras hacen justicia poética, sobre todo al ver la alegría con que algunos cargos públicos manejan su visa oro.

Publicado en el suplemento cultural 'Territorios', de El Correo, 9.01.2010.

9 de enero de 2010

Lucubraciones


¿Seguro que no había otra forma de decirlo?


(elmundo.es, 9.01.2010)

DANTESCO


Dantesco. Claro, de Edmundo Dantès.

8 de enero de 2010

Un sobretodo para los días de frío


En situaciones de emergencia, la gramática queda en segundo plano y lo que importa -sobre todo- es ir bien abrigado. Qué más da que sea con adverbios o con sustantivos. No, si a veces da la impresión de que el idioma es sabio incluso cuando se cometen errores al usarlo.


(Diario de Navarra, 8.01.2010)

7 de enero de 2010

Criterios ortográficos



Pero de vez en cuando conviene echar la vista atrás para no perder la perspectiva. Parte de este escrito podría pasar perfectamente por uno de esos chafarrinones que se perpetran hoy en día a punta de SMS. Pero no. El texto lo escribió en 1630 uno de los grandes filólogos del Siglo de Oro. La diferencia está en que a Correas le asistían el conocimiento de las lenguas clásicas y su propósito de fijar un criterio ortográfico riguroso en el todavía vacilante español escrito, mientras que los mensajes telefónicos se escriben generalmente al buen tuntún.





(Gonzalo Correas, Ortografia Kastellana nueva i perfeta. En Salamanca en kasa de Xazinto Tabernier, inpresor de la Universidad, año 1630).

6 de enero de 2010

*AVALANZARSE

(rosario3.com, 27.12.2009)

Yo también soy partidario de no aplicarle ningún castigo, porque *avalanzarse, con v, tiene que ser como abalanzarse pero muy poquito, suavemente. Dadas las circunstancias, pudiera decirse que hasta con devoción.

5 de enero de 2010

MUS

Feliz noche de Reyes.



Como es día de juguetes y de juegos, he aquí una vieja hipótesis sobre el origen vasco de la palabra mus:






D. J. L. O. D. Z. , Reglas fixas, que conviene usar en el juego llamado Mus - : característico de vizcainos y navarros. En Pamplona en la imprenta de Xavier de Gadea ... se vende en la librería de Antonio Chueca, 1804. Pág. 5.

4 de enero de 2010

ELECTROLINERA


Hay neologismos necesarios que vienen a ampliar el léxico porque previamente la realidad se ha ensanchado y pide a gritos una palabra que denomine el nuevo espacio. ¿Cómo oponerse, pues, a esta incipiente «electrolinera» creada por analogía con «gasolinera»? Es cierto que le sobra alguna sílaba, pero, ¿lo entendería alguien si se dijese «electrera»?


(La foto, de El País)

3 de enero de 2010

(DI)LAPIDAR


Dilapidación, claro. Es que lapidando a la gente se derrochan muchas piedras.


(La Razón, 29 de diciembre de 2009)

2 de enero de 2010

CONTROLAR


El adolescente de botellón con unas cuantas copas encima dice «yo controlo» para dar a entender que todavía no ha alcanzado el estado de ebriedad. «No te preocupes, yo controlo», tranquiliza otro al colega que se resiste a prestarle la moto. «Yo lo pongo, yo controlo» fue también el lema de una reciente campaña del Ministerio de Sanidad sobre el uso de preservativos. El verbo «controlar» ha adquirido un nuevo significado más allá de su sentido original de dominar cosas o personas. No obstante, se trata de un cambio más gramatical que semántico, puesto que el uso ampliado no se aleja de la noción de ‘ejercer control’ propia del término desde sus orígenes. La diferencia estriba en que, mientras hasta hace poco el verbo requería un complemento directo (controlar la bebida, controlar un vehículo, controlar los impulsos), ahora se emplea como intransitivo. En una sociedad en la que los controles proliferan por doquier y el sujeto se ve sometido a continuas inspecciones y vigilancias, el «yo controlo» despojado de complemento se erige como una suerte de declaración de autonomía. Al decir «yo controlo», el hablante reafirma su dominio sobre sí mismo a la vez que reivindica el derecho de ser considerado dueño de sus actos. «Controlar» pasa a ser, pues, tener seguridad en las propias capacidades. Bien es verdad que tendemos a presumir de lo que carecemos. Cuanto más se afirma alguien en el «yo controlo», mayores dudas despierta acerca de su sentido de la responsabilidad. Quizá este nuevo uso de «controlar» herede el valor del pronominal «controlarse» (dominarse, refrenar los arrebatos, moderarse), pero con la particularidad de que suprime el pronombre. El hecho es que, por si no nos bastaba con los infinitos controles a que nos vemos sometidos en la vida moderna, se diría que ahora todo el mundo se ha vuelto «controlador».



Publicado en el suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 3.01.10.

1 de enero de 2010

Días Tónicos


Días átonos.
Pamplona, Calle Comedias. Octubre 2009.