26 de febrero de 2008

POR EL FORRO

Son dos las locuciones del español coloquial que contienen la palabra «forro». La una, «ni por el forro», es lo mismo que «en absoluto», «en modo alguno», «de ninguna manera», e indica principalmente alguna forma de limitación o de dificultad extrema para llegar a algo: «Ese no se saca el carné ni por el forro»; «¿Crees que es capaz de leer un libro? Ni por el forro». La otra acompaña al verbo «pasar» en forma pronominal. Pasarse algo por el forro significa dar a una cosa poca importancia, despreciarla, no tenerla en consideración («Tus consejos me los paso por el forro», «El alcalde se pasa la ley por el forro»). En este segundo caso, el forro no es el recubrimiento interior de algunas prendas de vestir, sino la capa exterior que protege un determinado órgano corporal. O sea, el escroto. Para evitar la expresión completa y más descarnada de «pasarse por el forro de los cojones» el castellano omite el complemento pero manteniendo la descripción del acto figurado mediante el que se muestra desprecio hacia aquello que hacemos pasar por nuestras partes pudendas. En el mismo sentido actúa la expresión «pasarse por el arco del triunfo», de un refinamiento eufemístico quizá más rebuscado. Esta mezcla de expresividad y recato es lo que quizá justifique el cruce, un tanto surrealista, que conduce a «pasarse por el forro del triunfo», como decía hace poco un tertuliano radiofónico refiriéndose a la actitud de la ministra de Fomento respecto a una moción del Senado. Claro que también hay entrenadores de fútbol que aseguran estar «hasta el forro de las narices» de los árbitros. Muy grande tiene que ser su enfado para llegar a tanto.

Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 9.2.08.

José María Romera
9 febrero 2008

Berceo


Berceo, ¿escritor de las primeras palabras en castellano? Lo raro es que esto lo digan en un periódico de su propia tierra. Harto de vino hay que estar para saltarse un siglo en la historia del español.

12 de febrero de 2008

La RAE y los SMS

Acaba de anunciar la Real Academia Española su intención de elaborar una tabla de abreviaturas para los mensajes enviados mediante los teléfonos móviles. Como «la RAE tiene conciencia de que la lengua es del pueblo y es callejera [sic]», en palabras del director de la Institución, los sabios del idioma han decidido dar carta de naturaleza a la ininteligible jerigonza de los SMS (‘Short Message Service’ o servicio de mensajes cortos). ¿Qué objetivo puede perseguir semejante ocurrencia? La escritura de los mensajes en pantalla es una cosa espontánea y privada sin más normas que las de la urgencia y la economía. Los muchachos emplean sus abreviaturas —cada cual la suya—, sus ‘emoticones’, sus signos particulares al buen tuntún, inspirados únicamente por el deseo de escribir rápido y de aprovechar al máximo el número de caracteres que les permiten las tarifas del proveedor y las características de cada aparato. Sus códigos se mueven entre la anarquía y la norma tácita instaurada por la costumbre, y así consiguen cierta eficacia. No hay necesidad alguna de intervenir sobre ellos, salvo para advertir que no deben emplearse en otras situaciones o ámbitos de la comunicación. Hay que ser ilusos para imaginar a los usuarios de SMS consultando la tabla académica. Si la Academia lleva adelante su propósito de fijar una lista de abreviaturas para esta clase de mensajes, sólo logrará un efecto perverso: hacer creer a los jóvenes que sus xq, mñn, ktal, kdms? y salu2 tienen licencia de uso en exámenes, cartas o documentos escritos. ¿Cómo se escribirá la abreviatura de «insensatez» en SMS?


Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 2.2.08.

Peligro


Y su primera víctima fue una vocal.


(Gracias a P.)

6 de febrero de 2008

Ortografías de logotipo


Iurbentia es un nombre de marca. Pertenece a una firma inmobiliaria que patrocina al club de baloncesto Bilbao Basket. Como todos los nombres propios, el de Iurbentia ha de escribirse con mayúscula inicial y así lo hacen muchos periódicos. Sin embargo otros lo estampan con minúscula (iurbentia), en un caso sin precedentes en la ortografía periodística. No es una confusión ni se debe a ningún descuido. Se trata de un uso consciente, al parecer inspirado en el logotipo de la marca. Ni que decir tiene que no es argumento convincente. Hay muchas firmas comerciales que en su imagen de marca juegan con tipografías caprichosas, pero que en la escritura respetan la norma ortográfica. Sin ir más lejos, la propia firma Iurbentia muestra en su imagen gráfica una letra n invertida horizontalmente (letra que, sin embargo, ningún periódico se ha atrevido a reproducir así). Habría que ver cómo se las arreglan los directivos y empleados de la casa para poner el nombre de Iurbentia en sus cartas.

El baloncesto es deporte de jugadores altos y merece unas letras de buena estatura. ACB, MMT, TAU, AXA, DKV son siglas de notable tamaño con las que están familiarizados todos los seguidores del deporte de la canasta. ¿Por qué entonces ese antojo de una letra canija que ofende a la ortografía y empequeñece a los gigantes de un equipo que ―dicho sea de paso― está haciendo una magnífica temporada?