14 de agosto de 2006

ASOLAR



No se trata de un solo verbo, sino de dos verbos homónimos. Uno está formado a partir de «sol» y significa ‘secar por efecto del calor’, referido a los campos. El otro, del latín assolare (‘derribar’, ‘tirar al suelo’), es ‘arrasar o destruir completamente [una ciudad, un territorio, un polígono industrial o un bosque]’. El primero es un verbo regular, cuyo presente de indicativo se conjuga por tanto asola, asolan. El otro, en cambio, es un irregular conjugado como contar, de manera que en principio debería llevar a asuela, asuelan...


Según esta norma, los incendios no asolan sino que asuelan. Pero ya casi nadie se inclina por la segunda forma. El benevolente Diccionario panhispánico de dudas ha venido a bendecir el error y desde su reciente entrada en vigor ya autoriza a emplear la conjugación regular, con el pretexto de que «ambos [verbos] comparten el significado profundo de ‘destruir por completo’». La decisión no es desacertada, pero el argumento carece de peso. El hecho de que dos palabras estén semánticamente próximas no autoriza a unificar su forma: banal es casi sinónimo de vano, y hueco guarda un parentesco muy cercano con oquedad, sin que a nadie se le ocurra autorizar*vanal u *hoquedad, pongamos por caso. Si admitimos asola y asolan, que sea por motivos de simplificación de la norma o, dicho de otro modo, para no marear a los hablantes con reglas innecesarias.

(La fotografía, de El Faro de Vigo)